Al menos 48 civiles y un policía fallecieron el miércoles en Goma, en una operación militar para impedir una manifestación contra la ONU en la República Democrática del Congo, según un documento interno de las Fuerzas Armadas Congolesas (FARDC) consultado por la AFP.

El documento, verificado por fuentes militares y de Inteligencia, revela que, además de los fallecidos, otros 75 manifestantes resultaron heridos.

Según el escrito, «se incautaron algunas armas blancas» y un total de 168 personas fueron arrestadas «entre ellas Efraimu Bisimwa, líder de la secta Fe Natural Judaica y Mesiánica Hacia las Naciones, organizadora de la manifestación. no autorizada.

El balance oficial anterior, comunicado el miércoles por el portavoz del ejército en Goma, el teniente coronel Guillaume Ndjike, cifraba en seis los manifestantes muertos y un policía «lapidado» y 158 detenidos.

En dos vídeos filmados en un distrito de Goma y ampliamente difundidos en las redes sociales, se observa a soldados arrojando una decena de cuerpos sin vida en la parte trasera de un vehículo militar. Algunos cadáveres ensangrentados son arrastrados por el suelo.

«El número de víctimas de la matanza llevada a cabo por el ejército contra civiles desarmados que exigían la salida de la Monusco -la misión de la ONU en la República Democrática del Congo- en Goma asciende a una cincuentena», afirmó Lucha por el Cambio (Lucha), una organización pro -Movimiento democrático nacida en Goma y muy activa en la RDC.

«Otros cadáveres están escondidos en el hospital militar de Camp Katindo», en el centro de la ciudad, añadió el movimiento Lucha en X (antiguo Twitter).

Denuncias de ONG

Uno de los líderes del movimiento Lucha, Bienvenu Matumo, denunció la matanza en un vídeo enviado a la AFP. Otro activista prodemocracia, Jack Sinzahera, acusa a las FARDC de haber llevado a cabo «un asalto a la radio» de la secta donde «mataron a la presentadora y a sus cinco invitados», y luego «fueron a la iglesia donde dispararon a 56 personas». Los dos activistas exigieron investigaciones independientes sobre estos asesinatos.

Otra de las organizaciones que ha denunciado la matanza es Human Rights Watch (HRW), que cree que «los altos oficiales militares que ordenaron el uso de fuerza letal ilegal deben ser suspendidos, investigados y responsabilizados por sus acciones en juicios públicos y justos».

Descontento contra la ONU

Estos hechos violentos se enmarcan en una serie de ataques y manifestaciones contra la misión de la ONU en la República Democrática del Congo, acusada de ineficacia en la lucha contra los grupos armados.

En julio de 2022, en varias ciudades de las provincias de Kivu del Norte y Kivu del Sur, manifestantes irrumpieron en las instalaciones de la Monusco. Según las autoridades, murieron 36 personas, incluidos cuatro cascos azules.

A principios de agosto, el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, anunció en un informe al Consejo de Seguridad que la Monusco entraba en «su fase final» a pesar de una situación «significativamente deteriorada».

«Las tensiones regionales han empeorado aún más», «la situación humanitaria se ha deteriorado considerablemente», «cientos de miles de civiles han sido desplazados por la fuerza», señaló Antonio Guterres.

Según él, la Monusco «sigue siendo uno de los objetivos del descontento y la frustración de las poblaciones que la acusan de mostrar pasividad».

Elecciones en diciembre de 2023

Zona de tensión y de discurso populista en la República Democrática del Congo, la salida definitiva de la misión de la ONU está en el centro de los debates sobre el futuro del país desde hace varios años.

En septiembre de 2022, de visita en Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente congoleño Félix Tshisekedi declaró en una entrevista a France 24 que más allá de las elecciones presidenciales de diciembre de 2023 -en las que es candidato a su propia reelección- «creo que «ya no habrá ninguna razón para que la Monusco se quede».

La provincia de Kivu del Norte, fronteriza con Ruanda y Uganda, ha estado en el centro de la violencia armada constante durante casi 30 años en el este del Congo, con repetidas rebeliones y constantes tragedias humanitarias.