- Oriente Próximo Biden ordena a las Fuerzas Armadas de EEUU la construcción de un puerto en Gaza para llevar ayuda humanitaria
Joe Biden se ha convertido en el líder de los optimistas. Igual que Hillary Clinton en 2016 (con pobres resultados), el presidente de Estados Unidos ha lanzado hoy su Discurso sobre el Estado de la Unión con un tono de optimismo destinado a marcar el contraste entre su visión de Estados Unidos y la del aspirante, Donald Trump, que ve el país como una especie de zona de guerra, y que hoy se reúne con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán – en su residencia de Mar-a-Lago.
El presidente ha defendido un futuro para Estados Unidos basado en «la libertad y la democracia. Un futuro basado en los valores centrales que han definido a Estados Unidos: honestidad, decencia, dignidad e igualdad». Aunque no ha lo ha citado por su nombre, es un marcado contraste con su rival, Donald Trump, que está procesado por 91 cargos penales, incluyendo insurrección y violación de la Ley de Espionaje, y que el lunes debe demostrar a la Justica que tiene 83,3 millones de dólares (76 millones de euros) para indemnizar a E. Jean Carroll, la mujer de la que abusó sexualmente.
El discurso de Biden ha tenido cinco ideas muy definidas. La primera, la defensa de su gestión económica, que ha hecho que ese país sea la economía del G-7 que más crece y, además, tenga pleno empleo pero que, debido a la inutilidad comunicadora de la Casa Blanca, nadie atribuye a Biden. «Nuestra economía es la envidia del mundo», dijo.
El segundo elemento fue más político. Por un lado, la defensa de la democracia dentro y fuera de las fronteras de EEUU. Era una alusión directa a Donald Trump, por un lado, y a Ucrania, por otro. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson, ha bloqueado la aprobación, por órdenes de Donald Trump, de un paquete de ayuda de más de 60.000 euros a Kiev, y al menos en las próximas semanas no va a haber ninguna posibilidad de que sea tramitado.
Trump fue nombrado en varias ocasiones durante el discurso: «Mi predecesor fracasó en el deber más importante de un presidente», aseguró en referencia a la respuesta de Trump al COVID-19, un tema que hasta ahora los demócratas no habían sacado en la campaña.
Biden también ha reafirmado explícitamente su intención de seguir apoyando a Ucrania «frente a la agresión de Putin», pero no ha anunciado nuevas iniciativas (momento en el que Johnson ni se ha levantado ni ha aplaudido). Igualmente, ha apoyado una vez más el establecimiento de una tregua de seis semanas en Gaza y ha anunciado la creación de un puerto en ese territorio para facilitar la llegada de ayuda humanitaria.
El cuarto componente, que va a ser el eje de la campaña de Biden al igual que lo fue en 2002, es su capacidad para trabajar con la oposición republicana. El presidente ha logrado los mayores éxitos legislativos de un jefe del Estado y del Gobierno de EEUU desde, depende de a quién se pregunte, Ronald Reagan (que gobernó de 1981 a 1989) o Lyndon B. Johnson (que lo hizo de 1963 a 1969). Es, de nuevo, una manera sutil de marcar distancias con Trump, que nunca ha sido amigo del consenso y destaca, más bien, por su capacidad para la confrontación. «Mi predecesor y algunos de ustedes quieren enterrar lo que pasó el 6 de enero [de 2021, cuando los seguidores de Trump’s asaltaron el Capítolio]»
Y, finalmente, Joe Biden ha defendido su agenda social, en especial en cuestiones como los anticonceptivos, el aborto y, desde la decisión del Tribunal Supremo de Alabama prohibiéndola, la fertilización in vitro. La defensa del aborto ha sido encarnizada. Hasta el punto de prometer restaurar el derecho si recupera el control del Congreso: «Si los estadounidenses me envían un Congreso que apoye el derecho a decidir, se lo prometo: restableceré Roe contra Wade como ley». Las mujeres votan demócrata, y la política republicana en esas materias es muy importante para su base, pero absolutamente impopular para la mayor parte de la población. «Quienes se jactan de la anulación de Roe contra Wade no tienen ni idea del poder de las mujeres en Estados Unidos, pero lo descubrieron cuando la libertad reproductiva estuvo en las urnas y ganó en 2022 y lo volverán a descubrir en 2024», apuntó ante las dos cámaras del Congreso.
Entre los invitados de la primera dama, Jill Biden, para presenciar en directo la intervención estuvieron Kate Fox, a quien el Tribunal Supremo de Texas le negó un aborto, y Latorya Beasley, a quien le cancelaron un tratamiento de fecundación in vitro en Alabama. «Kate y su marido tuvieron que dejar su estado para recibir el cuidado que necesitaba. Nunca debería pasar lo que su familia ha atravesado, pero le está pasando a tantos otros. Hay estados prohibiendo abortos, criminalizando a doctores y forzando también a supervivientes de violación e incesto a abandonar sus estados», dijo Biden.
Biden también reclamó su oposición al recorte o a la privatización de las pensiones y al sistema público-privado de asistencia médica a las personas de más edad Medicare, dos ideas que el Partido Republicano y Donald Trump han defendido.
El primer ministro de Suecia, Ulf Kristersson, estaba presente. «Bienvenido a la OTAN», le dijo Biden. También se acordó de la alianza atlántica y citó a Trump cuando aseguró que «uno de mis predecesores ha dicho a Putin: ‘Haz lo que quieras'» en referencia a invadir a un país de la OTAN.