Tal vez la visita del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, a Washington, el jueves, haya tenido alguna consecuencia práctica, o incluso decisiva, en la marcha de la guerra desatada por la invasión de ese país por Rusia. La Casa Blanca parece estar a punto de decidir en favor de la entrega de un número limitado de misiles ATACMS, que poseen un radio de acción de entre 72 y 305 kilómetros – dependiendo de las versiones – a Kiev, según informan diferentes medios de comunicación estadounidenses citando a fuentes del Gobierno de ese país.
Los ATACMS son similares a los HIMARS, que detuvieron en seco el avance de las tropas rusas en Ucrania cuando llegaron al frente en julio de 2022, y que se convirtieron en el arma más temible para los rusos durante los seis meses siguientes. Su gran diferencia es su alcance, ya que los HIMARS tan sólo alcanzan un máximo de 83 kilometros. EEUU ha llegado al extremo de entregar las lanzaderas de HIMARS ‘capadas’ para que los ucranianos no puedan usarlas para disparar misiles de mayor alcance.
Ucrania ha seguido lanzando HIMARS a diario. Pero su efectividad ha disminuido. Rusia, contrariamente a lo que muchos creen «tiene una gran capacidad de innovar tecnológicamente, y eso le ha permitido hacer que los HIMARS pierdan precisión», según explica a EL MUNDO un directivo de una empresa de tecnología militar estadounidense con una fuerte presencia en Ucrania que prefiere mantenerse en el anonimato. Al mismo tiempo, la defensa antiaérea rusa ha ido mejorando, hasta el punto de ser capaz de abatir los misiles. Lo que Moscú no ha conseguido es destruir ni uno solo de los camiones-lanzadera desde los que éstos son disparados. Entretanto, las bombas planeadoras GLSBD, que tienen un alcance de 200 kilómetros, prometidas por EEUU a Ucrania hace once meses siguen sin llegar. Por ahora, las únicas armas de largo alcance de Kiev son sus propios misiles y drones de fabricación nacional, así como varios centenares de Storm Shadow/SCALP franco británicos, una cifra insuficiente si se tiene en cuenta que desde que recibió los HIMARS, Ucrania ha lanzado 20.000.
El ATACMS es como el hermano mayor del HIMARS. El alcance de sus versión más avanzada es más del triple, su velocidad, mayor y, si el primero es guiado por GPS, éste lo es por GPS y, además, por navegación inercial. Todo eso hace que sea más difícil interceptarlo. Pero su mayor ventaja para los ucranianos es su radio de acción. Con los ATACMS, Kiev podrá golpear sin problemas y con un arma en principio invulnerable cualquier parte del territorio que Rusia todavía ocupa.
Los ataques, mucho más complejos y arriesgados, con misiles franco británicos Storm Shadow/SCALP, con drones y con misiles antibuque de fabricación nacional dejarán de ser la única vía que tenga Ucrania para bombardear, por ejemplo, Crimea, donde este viernes voló el cuartel general de la flora rusa en el Mar Negro. Los ATACMS, además, son lanzados desde los mismos camiones que los HIMARS, por lo que no hará falta que la exigua Fuerza Aérea ucraniana se juegue sus pocos aparatos y pilotos como tiene que hacer cada vez que dispara los Storm Shadow/SCALP.
Un detalle importante es que EEUU enviaría a Ucrania, según el diario Washington Post, ATACMS con munición de racimo. Ésa es una decisión que, de llevarse a cabo, sería controvertida, porque las bombas de racimo se abren y, a su vez, liberan docenas de pequeños explosivos, de los cuales algunos no estallan, convirtiéndose así en una amenaza permanente que dura años o décadas para los civiles que vuelvan a vivir en las zonas de combate. Por esa razón, varios países de la UE tienen miles de ATCMS con munición de racimo almacenados desde hace una década y media y sin intención de volver a usarlos. Cada misil arroja entre 350 y 950 bombas, lo que lo hace sumamente eficaz para atacar concentraciones de tropas y material, pero menos para actuar sobre objetivos muy protegidos, como centros de mando. Estados Unidos entregó obuses de artillería de racimo a Ucrania en julio, cuando ese país había agotado prácticamente sus reservas de munición convencional enviada por Corea del Sur y Occidente se encontró con sus arsenales tan vacíos que no podía reponer esas pérdidas. Desde entonces, la ofensiva ucrania en el sur del país ha ido avanzando progresivamente, algo que EEUU cree que se debe en parte a esos obuses.