El legado de paz de Gandhi para guiar a los líderes mundiales del G-20

  • Cumbre El G-20 llega a un consenso para emitir una declaración conjunta pese a las divisiones sobre la guerra en Ucrania
  • India El momento del nacionalista Narendra Modi, la nueva estrella del tablero geopolítico que preside el G-20 más dividido

Cerca de la orilla oeste del río Yamura, a tres kilómetros del complejo de convenciones de Nueva Delhi donde se está celebrando la cumbre del G-20, se encuentra un memorial levantado en recuerdo de Mahatma Gandhi. Para llegar hay que recorrer un camino de piedra hasta una losa de mármol anclada en el mismo lugar donde Gandhi fue incinerado en 1948.

Los líderes mundiales saldrán del pabellón en el que están celebrando las reuniones a puerta cerrada para honrar la memoria, con una ofrenda floral, del hombre que representa un símbolo universal de la paz.

Este domingo concluye la cumbre después de que, un día antes de lo esperado, saltara la sorpresa con el anuncio de que hubo consenso, a pesar de todas las divisiones latentes, para publicar una declaración conjunta que dice mucho menos de lo que se esperaba de un documento de tal envergadura, sobre todo respecto a la guerra en Ucrania.

La crítica es casi unánime: diluye las trascendentales cuestiones geopolíticas, adopta un tono demasiado suave con Rusia, transmite una falta total de consenso global en apoyo a Kiev y empequeñece a los países occidentales que han intentado que el resto se sume a una condena unánime más contundente contra Moscú.

La declaración reitera el apoyo a la resolución de la ONU que se opone a la agresión de Rusia, pero los líderes no condenaron la invasión del ejército de Putin después de que el Kremlin, con el apoyo de Pekín, rechazara el lenguaje que culpaba a Rusia del conflicto.

Con la guerra en Ucrania siempre como telón de fondo, la visita al memorial de Gandhi es la nota de color, con foto de grupo incluida, en una jornada que estará marcada por las reuniones bilaterales y las ruedas de prensa que darán los líderes mundiales antes de marcharse de Delhi.

Las autoridades indias, en su campaña de embellecimiento del centro de la capital de cara a la cumbre, además de plantas y banderas, instalaron en el memorial nuevas estatuas de Gandhi, una subido a una bicicleta y la otra sentado en un banco.

«Gandhi defendía que la India pertenecía por igual a todos sus ciudadanos, independientemente de su afiliación religiosa. Después de que el subcontinente fuera dividido en agosto de 1947, separando la India de mayoría hindú y el Pakistán dominado por los musulmanes, trabajó arduamente para detener la violencia contra los musulmanes que permanecían en India», recuerda el escritor e historiador indio Ramachandra Guha.

Lo chocante es que, mientras el anfitrión de la cumbre, el primer ministro Narendra Modi, va a conducir a los líderes mundiales hasta el monumento a Gandhi, el sector más radical del gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP) lleva tiempo tratando de convertir a Gandhi en una figura de odio por la armonía religiosa que el líder defendía en medio de una India sacudida por una cruzada nacionalista contra las minorías étnicas, sobre todo los musulmanes.

A un par de horas en coche de Nueva Delhi hay un templo dedicado a Nathuram Godse, el fanático que mató a tiros al apóstol de la libertad en India. Un santuario que cuenta con hasta un busto de cerámica con el rostro de Godse, ejecutado al año siguiente del asesinato y que formaba parte del Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), un grupo de extrema derecha hindú, considerado por muchos historiadores como una organización paramilitar que fue el germen ideológico de la actual formación gobernante que dirige Modi.

UN «PUENTE VERDE» CONTRA LA NUEVA RUTA DE LA SEDA CHINA

Al margen de la cumbre, el presidente estadounidense, Joe Biden, presentó uno de los acuerdos más ambiciosos, que involucra también la Unión Europea: un nuevo corredor marítimo y ferroviario que conecte a la India con Oriente Medio, lo que reducirá los tiempos de envío y los costes y el uso de diésel.

Estos planes, en los que también participa Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, se interpretan como otro impulso liderado por Washington para contrarrestar la nueva Ruta de la Seda promovida por Pekín y mermar la influencia económica del gigante asiático en la región, en un momento además en el que los socios árabes tradicionales de EEUU están profundizando sus vínculos con China.

«Será la conexión más directa hasta la fecha entre la India, el Golfo Pérsico y Europa», subrayó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. «Es un puente verde y digital entre continentes y civilizaciones».