- Gran angular La alargada sombra del retorno de la violencia en Irlanda del Norte, 25 años después
- Perfil Michelle O’Neill, la hija del prisionero del IRA que pasó a la acción política
La historia de Freddie Scappaticci habría dado para una novela de John le Carré. Nacido en Belfast en 1946, hijo de inmigrantes italianos, destacó en su adolescencia como futbolista y llegó a acariciar el sueño de fichar por el Nottingham Forest. Acabó trabajando en una fábrica de ladrillos y terminó lanzándolos contra la policía en cuanto arrancó el conflicto de Irlanda del Norte.
Fue detenido junto a decenas de sospechosos de causar disturbios en la así llamada Operación Demetrius, pasó unos meses en la cárcel (junto a Gerry Adams, entre otros) e ingresó a su salida en el IRA Provisional. En los años 80 fue miembro de la Unidad de Seguridad Interna, conocida como el escuadrón chiflado, cuya misión era descubrir, interrogar, torturar y en su caso eliminar a los informantes infiltrados en la organización terrorista.
Por las mismas fechas fue captado por el ejército británico para la Force Research Unit (FRU), una agencia de espionaje creada precisamente para acceder a información de las actividades del IRA. De modo que durante más de una década fue el topo más codiciado infiltrado en la organización terrorista, conocido con el nombre en clave de Stakeknife.
Sus papeles simultáneos como informante (para el Gobierno británico) y como cazador de informantes (para el IRA) sirvió durante años para forjar su leyenda y atribuirle la salvación de cientos de vidas, gracias a informaciones internas sobre preparación de secuestros o atentados.
Cumplida su misión como agente doble -aunque él siempre negó haber sido Stakeknife-, se retiró en los años 90 y contó con protección especial por sus servicios. Aunque las cosas empezaron a complicarse para Scappaticci a raíz de una entrevista en la ITV, grabada sin su autorización, en la que acusaba de asesinato a Martin McGuinness, uno de los artífices del Acuerdo de Paz del Viernes Santo que acabaría siendo viceministro principal de Irlanda del Norte.
Scotland Yard abrió por su parte una investigación por la muerte de un estudiante protestante e intentó citar a Scappaticci como testigo. En el 2018 fue detenido, acusado de asesinato y secuestro, pero salió en libertad bajo fianza y pasó tres meses en la cárcel, tras reconocerse «culpable» de la posesión de «material pornográfico extremo» (léase zoofilia). Murió el 11 de abril del 2023, a los 77 años.
Y finalmente, al cabo de un año del óbito, afloran los detalles sobre los verdaderos logros del agente Stakeknife, contenidos en un volumen de 208 páginas como conclusión de la llamada Operación Kenova. La investigación le implica post mortem en al menos 14 asesinatos y 15 secuestros, y concluye que su labor pudo haber costado más vidas de las que salvó.
«Las informaciones de que Stakeknife salvó cientos de vidas son especulativas y no fiables», atestiguó el comisario jefe de la policía norirlandesa Jon Boutcher, que cuestionó abiertamente «la moralidad y la legalidad» de las actividades del doble agente al servicio del Estado. «Algo así no se toleraría hoy en día», concluyó Boutcher. «Las directrices del Departamento de Interior no permiten que un agente participe en la planificación ni en la ejecución de crímenes».
La verdad sobre el caso Scappaticci (su nombre real no aparece siquiera en el informe) ha removido en cualquier caso los fantasmas del conflicto de Irlanda del Norte.