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«Por primera vez en la Historia, este Congreso está presidido por una mujer». Estas palabras, pronunciadas este lunes por la presidenta de la Asamblea francesa, Yaël Braun-Pivet, en la sala de Congresos de Versalles, han sido seguidas de una ovación de diputados y senadores, que, en pie, han aplaudido la apertura de una sesión histórica: la que blinda el derecho de la mujer a abortar en la Constitución. Es el primer país del mundo en hacerlo y ha habido un consenso político amplio para ello.
Un Congreso especial formado por diputados y senadores se ha reunido en la sala de congresos del Palacio de Versalles para votar, tras el visto bueno de las dos cámaras, este hito histórico: «La ley determina las condiciones en las que se ejerce la libertad garantizada a las mujeres de recurrir a la interrupción voluntaria del embarazo». Estas palabras quedarán grabadas en la Constitución, que no se toca desde hace 16 años.
Es la primera vez que este Congreso, que se convoca sólo para realizar cambios en el texto fundamental, lo preside una mujer. Francia, un país donde las mujeres que se casan aún se cambian el apellido por el del marido, anota un hito en su historia y la del movimiento feminista en el mundo.
En 1971 se publicaba un texto clave en esta batalla : Bajo el título He tenido que abortar, 373 mujeres contaban su testimonio en un texto escrito por Simone de Beauvoir y publicado en la prensa, en el que pedían la legalización del aborto. Cuatro años después, en 1975 se promulgó la Ley Veil, que autorizaba la interrupción voluntaria del embarazo. Simone Veil es uno de los referentes del feminismo en el país. Fue diputada y miembro del consejo constitucional de Francia.
Medio siglo después, su herencia se constitucionaliza. A su memoria, «la de su combate» por los derechos de las mujeres, han dedicado palabras tanto Braun-Pivet, como el primer ministro, Gabriel Attal, el primero en tomar la palabra. En 1975 «Veil subía a la tribuna del hemiciclo, entre insultos…», el día que se votaba la ley que permitía abortar. Medio siglo más tarde, «sobre la mirada de su familia, este Congreso hace por fin justicia a Veil y su legado», ha señalado Attal, entre aplausos de los parlamentarios, en pie.
Día de la mujer
El acto de inscripción de esta garantía en la Carta Magna tendrá lugar el próximo día 8, coincidiendo con el Día de la mujer. Este es un acto al que asistirá Emmanuel Macron, cuya presencia hoy en el Congreso de hoy no está autorizada por la Constitución, al tratarse de una votación.
Esta ha sido calificado por casi todos los partidos y asociaciones feministas como de «victoria histórica, parlamentaria y feminista». Es de las pocas leyes que, en este último tiempo, han salido adelante sin debates crispados y con unanimidad de la mayoría de los partidos, incluido el de Marine Le Pen, que afina el proceso de desdiabolización de su partido, su normalización dentro de la vida política. Sólo se oponía a ello el partido del líder de extrema derecha Eric Zemmour, aunque había algunos parlamentarios de otras formaciones que tampoco estaban a favor.
La muestra del momento de unidad nacional que supone el día de hoy es los aplausos que ha recibido el discurso de Attal por parte de los parlamentarios. Incluso se han levantado al acabar. «Vuestro cuerpo os pertenece y nadie tiene derecho a disponer de él en vuestro lugar», ha dicho el primer ministro: «Tenemos una deuda moral con esas mujeres, las que han sufrido o incluso muerto por haber intentado ser libres. Hoy podemos cambiar el curso de la Historia».
Esto culmina tras un proceso parlamentario de 18 meses. La idea de constitucionalizar el derecho al aborto se empieza a fraguar en junio de 2022, al ver que en EEUU se ilegaliza en algunos estados. Hay miedo a que esto pueda suceder en Europa, sobre todo ante el auge de la extrema derecha en algunos países, a que los derechos adquiridos, que hoy se creen consolidados, puedan esfumarse.
«Lo dijo Simone de Beauvoir: Basta un ninuto para que todo lo que hemos conseguido se pierda (…) En una semana podemos pasar de la evidencia a la lucha, de la libertad a la opresión», ha dicho el primer ministro. «Basta con mirar el mundo», con ver cómo «el populismo y el autoritarismo toman el poder». Attal ha citado, por ejemplo, el retroceso en EEUU con el aborto o la situación en Irán y otros «lugares donde muchas mujeres libres» ya no lo son.
Este hito se ha hecho mediante un proyecto de ley constitucional, que permite modificar la Carta Magna sin referéndum. El pasado octubre, en un acto para celebrar el 65º aniversario de la Constitución, el presidente, Emmanuel Macron, ya avanzó su intención de presentar un proyecto de ley constitucional. Para poder incluir este derecho en la Carta Magna la formulación del texto que quedará grabado tenía que aprobarse por ambas cámaras.
El voto de hoy es simbólico. La medida debía de ser validada por tres quintos de los 925 parlamentarios galos, diputados y senadores. La semana pasada, la Cámara Alta dio luz verde -tras haberlo hecho la Asamblea-, tras un intenso debate, pues algunos miembros del partido conservador de Los Republicanos dudaban de si era necesario incluir la palabra «garantía» en la Constitución. Votaron a favor 267 a favor y 50 en contra.
Algunos cambiaron de idea, al ver la unanimidad que había al respecto, y finalmente se aprobó. Françoise Gatel, de Los Republicanos, explicaba que le inquietaba «la aventura jurídica que representa introducir la palabra garantía. Para muchos, esto puede ser papel mojado, si el Estado no es capaz de poner medios para que este derecho se pueda ejecutar.
«Es jurídicamente incierto, ya que significa que habrá una exigencia de resultados por parte del Estado. Hoy, el verdadero tema para mí no es la inclusión en la Constitución, sino que hagamos efectivo este derecho garantizando que la cobertura territorial de los centros que practican el aborto sea suficiente», explica la diputada.