Los 27 ministros de Exteriores de la Unión Europea han llegado a Kiev para celebrar una reunión histórica. Al frente, el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, lanza un mensaje en dos direcciones: una hacia dentro, para contrarrestar narrativas proKremlin en Bruselas, que dice: «Si Rusia gana la guerra, la UE está en peligro». La otra, hacia el mismo corazón de Moscú: «Vamos a apoyar a Ucrania al margen de lo que suceda en el campo de batalla».
Sí, esta cumbre es importante por el contenido, ya que de aquí saldrán los planes de apoyo a Ucrania para este invierno, que se prevé duro ante los ataques a la infraestructura civil que presumiblemente lanzará Rusia, pero también por el continente: si Vladimir Putin ha preparado su industria y su economía para sostener una guerra larga, la UE viene a Kiev para contrarrestar esa estrategia.
El mensaje es contundente: «Apoyo incondicional a Ucrania» y ha sido repetido por la mayoría de ministros de Exteriores a la llegada al hotel Intercontinental de la capital ucraniana. Además, Bruselas quiere conocer de primera mano los procesos de reforma que se han iniciado, a pesar de la invasión rusa, para comenzar su camino de entrada en la Unión Europea.
«Esta cumbre se convoca en el contexto de la Presidencia española de la Unión Europea. No tenemos que olvidar que nos encontramos en la capital de un país masacrado por la barbarie y por la agresión ilegal e injustificada de Rusia», dijo el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares. «Esta mañana tendremos la oportunidad de hablar con Dimitro Kuleba, ministro de Exteriores de Ucrania, para transmitirle que haremos todo lo posible para que la paz vuelva a su país acompañada de su soberanía territorial, así como nuestra lucha contra la impunidad».
Además, el ministro Albares aseguró que se ha reunido con el fiscal del Tribunal Penal Internacional «para incidir en la investigación de crímenes de guerra como el asesinado de la cooperante española Emma Igual», directora de la ONG Road to Relief, cuyo coche fue bombardeado por Rusia.
En estas últimas semanas algunos nubarrones han ensombrecido el cielo de la causa ucraniana por la liberación de su territorio. Desde el acuerdo para evitar el cierre del Gobierno federal en EEUU, que deja sin fondos a Kiev momentáneamente, hasta la victoria del prorruso Robert Fico en Eslovaquia, pasando por el lento desarrollo de la contraofensiva ucraniana, que no será ningún paseo militar, han sembrado dudas entre los analistas sobre la durabilidad de los apoyos externos a Ucrania, algo con lo que siempre ha jugado Putin, que juega a una guerra de desgaste para cansar a los aliados de Kiev.
«Acabo de hablar con mi colega Antony Blinken [secretario de Estado de EEUU) y me asegura que Washington va a seguir apoyando a Ucrania el tiempo que sea necesario», añadió Albares.
Bruselas espera sacar adelante un paquete económico de ayuda militar de más de 20.000 millones hasta 2027, unos 5.000 millones al año para armamento y munición que forman parte de los compromisos de seguridad propuestos por Bruselas a largo plazo.