Quién. Es una actriz, guionista, escritora y cómica flamenca que se ha hecho muy popular desde la vuelta del verano por una serie de televisión y sus vídeos en Instagram parodiando a los políticos locales.
Qué. En apenas 90 segundos, Baeten, con el ‘alter ego’ de Katrien, se burla de los escándalos de la semana dejando en evidencia a sus protagonistas, con mucha ironía, desparpajo y cercanía, armas más efectivas a veces que la crítica feroz.
¿Qué puedes hacer si estás atrapada en un bucle, en un trabajo mediocre y anodino, sin futuro y en el que no obtienes el reconocimiento que mereces, pero al que no logras renunciar por mucho que te lo propongas? Además de la historia personal de uno de cada tres lectores de este párrafo, ese argumento es el punto de partida de De Laatste Dag, El último día, una reciente miniserie de humor protagonizada por Elisabeth Lucie Baeten, una actriz, escritora, guionista y humorista que se ha convertido en la sensación del momento en el mundo flamenco.
Cada mañana, al despertar y salir de casa camino de una televisión ficticia, el personaje de Lucie (interpretado pero también creado por ella) se repite en voz alta: «Hoy es mi último día». Quiere ascender pero su jefe la ignora, sus compañeros tienen sus propias desgracias y las circunstancias no acompañan. Quiere dimitir, sabe que debe dimitir, está decidida a dimitir, pero nunca lo consigue, porque siempre pasa algo. Una reunión inaplazable, una prueba de embarazo con falso positivo, un crush con el nuevo de la oficina.
La trama no tiene mucho misterio: malentendidos, flirteos, chistes fáciles, giros inesperados completamente esperables. Pero ha tenido cierto éxito en Flandes, logrando conectar con los millones de personas que se aburren en su silla durante ocho horas cinco días por semana y se sienten identificados con esa mezcla tan belga de pasotismo, rutina, levedad, sobrerreacción e improvisación. Pero sobre todo ha disparado el perfil de su protagonista y responsable, a la que algunos comparan -con criterios un tanto cuestionables- con la norteamericana Lena Dunham, la creadora de la también exitosa Girls.
Elisabeth se define a sí misma como una «irritante optimista» y es autora de libros como: Vivir en el ahora. Guía de lo que se debe, lo que no se debe hacer y qué carajo pasa en estos tiempos confusos, toda una declaración. Empezó haciendo de todo, pero ha encontrado un filón inmediato en Instagram con las burlas exprés a los protagonistas de la semana. Nadie quiere ser víctima de sus dardos afilados e irónicos, pero al mismo tiempo nadie quiere quedarse del todo fuera, porque se han convertido en una forma de determinar quién importa y quién no en la actualidad belga. «Hasta el primer ministro me sigue», ha presumido estos días.
Sus recientes vídeos no duran más de minuto y medio y a internet le han encantado. Al estilo Gila, se presenta como Katrien van Politiek PR, Katrien de relaciones públicas políticas, y mantiene conversaciones telefónicas con el enemigo, que son los líderes locales que se meten en apuros, borracheras fuera de control o hacen el ridículo con excusas delirantes. No son mordaces, pero sí certeros y cercanos, y precisamente por eso funcionan tan bien. Hacen reír sin necesidad de destrozar, pero resultan demoledores desde la forzada inocencia.
¿Es una celebridad? Pues se lo está ganando, pero en realidad, de serlo, o algo parecido, sería sólo en la mitad del país. La otra mitad, la valona y francófona, no tiene la menor idea de quién es. No hay referencias en sus medios de comunicación, no hay seguimiento en la calle. La división en el país, para estas cosas, es total o casi, y son pocas las estrellas capaces de abarcar todo el universo nacional. Es una hoja de doble filo: por un lado viven mejor, sin muchos estreses y demasiados roces culturales, pero por el otro el desconocimiento hace callo y es muy difícil de limar.