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Los jefes de inteligencia de Estados Unidos e Israel se han reunido con representantes cataríes y egipcios en El Cairo para reactivar los avances de una tregua en Gaza, que permita continuar con el intercambio de rehenes de Hamas por prisioneros palestinos en Israel.

Las conversaciones se producen a pesar del rechazo israelí a la propuesta de alto el fuego de Hamas, que pedía la liberación de presos palestinos que cumplen cadena perpetua y la retirada del ejército de Gaza, un plan que Tel Aviv calificó de «delirante». El grupo palestino también amplió el plazo de tregua de seis semanas a cuatro meses y medio, en un alto el fuego por fases encarado a un cese de las hostilidades permanente.

El secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, señaló hace unos días en Tel Aviv que si bien algunos aspectos de la propuesta de Hamas «no tienen sentido», Washington cree que hay espacio «para continuar con las negociaciones».

En el encuentro de este martes han participado el jefe de los servicios de inteligencia israelíes, David Barnea; el director de la CIA, William Burns; junto al jefe de inteligencia egipcio, Abbas Kamel y representantes cataríes. Una fuente de seguridad egipcia de alto rango ha asegurado que una delegación palestina también ha participado en las conversaciones, según ha informado la agencia EFE.

Para saber más

Estados Unidos y líderes árabes que han mediado en el conflicto están intentando evitar que las conversaciones sobre una posible tregua descarrilen ante la inminente ofensiva israelí en Rafah, ciudad gazatí fronteriza con Egipto. El Cairo, piedra angular de la estabilidad regional durante casi medio siglo, ha amenazado con romper relaciones con Tel Aviv si finalmente decide enviar tropas a Rafah. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha reiterado la necesidad del avance de su ejército para ganar la guerra.

«Aquellos que dicen que bajo ninguna circunstancia debemos entrar en Rafah básicamente están diciendo que perdamos la guerra y mantengamos a Hamas allí», declaró Netanyahu a la emisora ABC. La reciente liberación de dos rehenes en una operación del ejército israelí en Rafah ha dado alas a Tel Aviv para continuar con la ofensiva sin necesidad de una tregua que permita liberar a los cerca de cien cautivos que permanecen en manos de Hamas.

El avance en Rafah preocupa a la ONU y a los grupos de derechos humanos porque cerca de 1,5 millones de refugiados palestinos viven hacinados en este territorio, después de que el ejército israelí los forzara a desplazarse del norte de la Franja. Israel ha asegurado que incentivará el desplazamiento de los refugiados, pero no ha detallado cómo lo va a llevar a cabo. «La gente no tiene la menor idea de adónde ir», dijo el jefe de la ONU para los refugiados, Philippe Lazzarini. «Cualquier operación militar a gran escala (en Rafah) solo puede conducir a una capa adicional de tragedia interminable que se está desarrollando en Gaza».

Pese a la determinación mostrada por Netanyahu, la participación del jefe del Mosad en las conversaciones en El Cairo ha despertado cierta esperanza de poder lograr un acuerdo en los próximos días. «Las discusiones han sido constructivas y hay voluntad de llegar a acuerdos», ha señalado una fuente diplomática al Financial Times. «Barnea no asistiría a las conversaciones a menos que tuviera el visto bueno (de Tel Aviv)».

La misma fuente señaló que las conversaciones en El Cairo partían de los avances previos y que los principales puntos conflictivos seguían siendo la cuestión de un alto el fuego permanente y la retirada de las tropas israelíes de Gaza.

Egipto mira con cautela el avance israelí

Por otro lado, la inminente ofensiva israelí en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, ha provocado una escalada de tensiones diplomáticas entre El Cairo y Tel Aviv. El ministerio de Exteriores egipcio calificó este lunes de «vergonzosos» e «irresponsables» los comentario del ministro de Finanzas israelí, que afirmó que Egipto tiene una «responsabilidad» considerable en el ataque de Hamas del 7 de octubre.

Egipto teme que el millón y medio de palestinos desplazados en Rafah intenten huir hacia su territorio ante el avance de las tropas israelíes. Además, en Rafah se encuentra el único paso fronterizo que ha permitido la entrada de ayuda humanitaria al territorio asediado y un ataque israelí podría sofocar la entrega de suministros al enclave. En las últimas semanas Egipto ha desplegado decenas de tanques en su frontera y ha ampliado una zona de amortiguamiento, erigiendo un muro de hormigón y alambre para evitar el cruce de refugiados.

El Cairo amenaza con romper el tratado de paz que firmó con Tel Aviv en 1979, en el que Egipto reconoce el Estado de Israel y que permitió afianzar una serie de tratados de seguridad y comerciales entre ambos países. El pacto limita el número de tropas en ambos lados de la frontera y su suspensión supone una gran amenaza para el ejército israelí, que se vería forzado a desviar parte de sus tropas a esta región en un momento de tensiones regionales en Gaza, Cisjordania y en la frontera con Líbano. Sin embargo, Egipto también sufriría graves consecuencias porque ha recibido miles de millones de dólares en asistencia militar estadounidense desde el acuerdo de paz con Israel.