Corren malos tiempos para el independentismo escocés. La caída de la ex ministra principal Nicola Sturgeon, por el escándalo de la financiación irregular, ha sumido al Partido Nacional Escocés (SNP) en la mayor crisis de la dos últimas décadas, consumada en las últimas semanas con la pérdida de un escaño en elecciones especiales ante el Partido Laborista y la fuga de una diputada, Lisa Cameron, a las filas del Partido Conservador.
El nuevo líder nacionalista y ministro principal, Humza Yousaf, ha logrado a duras penas capear el temporal con el respaldo del partido a su nueva estrategia en la conferencia nacional del partido recién celebrada en Aberdeen. Si el SNP logra la mayoría en Escocia en las próximas elecciones generales, previstas para el 2024, entonces reclamará los poderes para un segundo referéndum. Ese será el renovado órdago independentista, que puede volver a acabar en un callejón sin salida como el de este año, cuando el Tribunal Supremo dio la razón al premier Rishi Sunak en su pulso con el Gobierno regional.
Las encuestas dan un empate técnico entre el SNP y el Partido Laborista, que ha recuperado ostensiblemente el terreno perdido en Escocia bajo el liderazgo de Keir Starmer. El líder laborista ya ha anticipado también su negativa a una nueva consulta soberanista en Escocia si llega a primer ministro.
El apoyo a la independencia (47% frente a 53%) ha caído a raíz de la grave crisis interna del SNP, según la media de sondeos de Statista. Aun así, la diferencia es menor que en el momento del reférendum del 2014 (45% a 55%) y la base de apoyo al nacionalismo es mayor de la que se esperaba tras la caída fulgurante de Nicola Sturgeon, que llevó el partido con mano de hierro durante casi una década.
«Una mayoría de escaños es una victoria, directa y simple», proclamó Humza Yousaf en la conferencia nacional del SNP recién celebrada en Aberdeen. «Si ganamos esa mayoría, ese será nuestro mandato para abrir las negociaciones con el Gobierno británico».
Yousaf, de 38 años, hijo de inmigrantes pakistaníes y casado con una mujer de origen palestino (Nadia El-Nakla), tuvo menos problemas de los esperados para lograr el respaldo mayoritario a su nueva estrategia, desmarcándose de la propuesta anterior de Nicola Sturgeon para considerar las elecciones del 2024 como un referéndum de facto.
El líder del SNP reconoció haber llegado a Aberdeen en medio de «una pesadilla» política y personal, con el drama de fondo de ver a sus suegros atrapados en Gaza. Yousaf ha sido el único líder de un gran partido británico en atreverse a criticar a Israel por «llegar demasiado lejos» e implantar «un castigo colectivo» a la población palestina.
«Vamos a trabajar unidos como nunca lo hemos hecho antes por un mejor futuro para nuestro país», declaró en el momento de lograr apoyo a su nueva estrategia. «Vota al SNP si quieres que Escocia sea un país independiente, eso dirá en la primera línea de nuestro manifiesto».
El SNP tiene pues el reto de lograr 29 de los 57 escaños en liza en Escocia si quiere mantener viva la llama de la independencia, a sabiendas de que le será muy difícil emular los 43 conseguidos en las elecciones del 2019. En las elecciones especiales celebradas hace dos semanas en Rutherglen, el laborista Michael Shanks consiguió dar la vuelta a las urnas y capturar más del 20% del voto nacionalista.
La fuga al Partido Conservador de la diputada Lisa Cameron, en la antesala de la conferencia de Aberdeen, fue otro duro golpe. Cameron justificó su marcha por el hostigamiento contra la facción moderada del partido y aseguró haber recibido todo tipo de amenazas personales antes y después de hacer pública su decisión: «Ahí es donde nos ha llevado el debate político en Escocia, hacia la agresión, la violencia y la ira».