• Medio Ambiente Denuncian la tala de uno de los árboles más famosos del Reino Unido, el arce de la película de Robin Hood

La fronda del sicomoro, en una hondonada del terreno junto al Muro de Adriano, marcaba el horizonte desde hacía más de dos siglos en Northumberland. Era el símbolo del norte de Inglaterra, y también el más fotografiado, elegido en 2016 como «el árbol del año» en el país. Antes, en 1991, fue inmortalizado en una escena de «Robin Hood, príncipe de los ladrones» con Kevin Costner, y desde entonces quedó con el nombre.
El «árbol de Robin Hood» o «Sycamore Gap Tree», como era popularmente conocido, había sido testigo de incontables promesas de amor y de múltiples celebraciones, venerado por los senderistas y por los ecologistas como símbolo de resiliencia, y mimado por los fotógrafos de medio mundo que lo retrataron desde todos los ángulos.
Había resistido también al azote de los temporales y formaba ya parte del paisaje y el paisanaje de esta tierras duras que marcaron los límites de la Britannia romana. Su presencia solitaria en medio de la campiña tenía algo de desafio a las inclemencias del tiempo y de la historia.
Pero algo ocurrió el 28 de septiembre. Una llamada alertó ese día a Tony Gates, director ejecutivo de la Autoridad de Parques Nacionales de Northumberland. La hondonada estaba irreconocible, el árból había caído. Al principio se pensó que pudo haber sido la tormenta Agnes, que golpeó el noroeste de Inglaterra, Gales y Escocia.
«Yo mismo pensé: le ha llegado su momento, como a toda cosa viva», reconoció Tony Gates. «Veinte minutos después del primer aviso me volvieron a llamar para decirme que el árbol había sido talado. Ha sido un insulto para el norte de Inglaterra y un drama para todos los que establecieron una conexión personal con el árbol».

Un joven de 16 años y un hombre de 60 fueron detenidos -y puestos en libertad bajo fianza- por su supuesta relación con la tala, perpetrada con nocturnidad y alevosía. La policía ha calificado lo ocurrido como «acto de vandalismo» y ha recalcado la profesionalidad con la que se produjo el corte, ejecutado limpiamente con una sierra mecánica.
La copa y las ramas cayeron al otro lado del muro. Las raíces y el tocón se quedaron en su lugar original. Los expertos advierten que el árbol podría volver a crecer, aunque tardaría otros 150 años en alcanzar las dimensiones que tenía, cerca de 20 metros de altura. Otros han propuesto plantar las semillas, que guardarían al menos un vínculo genético con el árbol original.

Tristeza en el aire

«Hay una profunda sensación de tristeza en el aire», certificó la obispa de Newcastle Helen-Ann Hartley, que entonó su particular réquiem por el «árbol de Robin Hood» en su sermón el domingo. «Es descorazonador y casi irreal pensar que nuestro árbol ha caído. Es como un recordatorio de la crudeza del paisaje».
En declaraciones a The Guardian, el historiador local Dan Jackson, autor de «The Northumbrians», destaca no solo «el valor icónico» que tenía el árbol, sino su cualidad de «ser vivo y bello, perfectamente arraigado en uno de los grandes e históricos paisajes» (se supone que pudo ser el superviviente de una arboleda de moráceas).

El Muro de Adriano fue declarado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987, y el sicomoro se había convertido en la parada más concurrida en sus 117 kilómetros de trazado. El árbol dio incluso nombre a una cerveza, Sycamore Gap beer, que siguen sirviendo estos días en el pub Twice Brewed, donde solían recalar cientos de visitantes.
«Nuestro plan es seguir rindiendo homenaje al árbol, y esperar a que decidan qué se pone en su lugar, aunque va a ser un hueco muy difícil de llenar», declaró el propietario del pub, Matt Brown, que de momento se está beneficiando de la lluvia de curiosos que vienen a rendir tributo al sicomoro, pese a que la policía ha acordonado el perímetro y ha pedido a la gente que se mantenga fuera del lugar hasta que terminen las pesquisas.
Los periódicos locales indagan entre tanto en la causas del «arboricidio», con dos teorías ganando cuerpo: una venganza personal contra el National Trust o una busca de notoriedad en Tik Tok. Walter Renwick, un leñador local de 69 años que fue desahuciado hace unos días, ha dado entre tanto la cara en The Daily Mail: «Yo no lo hice».
Un joven de 28 años, Kieran Chapman, plantó por su cuenta y riesgo un sicomoro joven junto al árbol caído, pero el National Trust lo quitó a las pocas horas sin mayores explicaciones. «Yo me sentía tan devastado como toda la gente en el norte de Inglaterra», declaró Chapman al Newcastle Chronicle. «Pensaba haber llevado a mi perro a pasear por allí el fin de semana, así que de me dije: «Voy a intentar restaurar la fe de la gente en la humanidad y a darles un poco de esperanza».