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Irlanda del Norte se dispone a poner fin a dos años de vacío político con la constitución de la Asamblea de Stormont y la designación de Michelle O’Neill como ministra principal, la primera vez en la historia que Sinn Féin asume el timón del Ulster en un Gobierno de «poder compartido».

«Es un día histórico», anticipó Michelle O’Neill, de 47 años, hija de un prisionero político del IRA que decidió pasar a la acción política . «Como ministra principal para todos, estoy determinada a liderar un cambio positivo y a trabajar junto a otras fuerzas políticas por el progreso de nuestras sociedad con un espíritu de respeto, cooperación e igualdad».

El reciente acuerdo entre el Gobierno británico y el Partido Democrático Unionista (DUP), que boicoteó desde el 2022 la formación de la Asamblea de Stormont reclamando el levantamiento de la barreras comerciales creadas entre Reino Unido e Irlanda del Norte tras el Brexit, permitió finalmente la vuelta a normalidad política en el Ulster.

Jeffrey Donaldson, líder del DUP, la segunda fuerza más votada en mayo el 2022, decidió conservar su escaño de diputado en Westminster y ceder a otro político unionista las funciones de viceministro principal. De acuerdo con lo estipulado en el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, los Gobiernos de unidad deben dar cabida al resto de las fuerza mayoritarias. Durante más de dos décadas, Sinn Féin había ocupado el papel de co-piloto en Irlanda del Norte, con mención especial al tándem formado por Ian Paisley y Martin McGuinness (conocidos en su día como los «hermanos risitas» por su peculiar relación que permitió una década de estabilidad).

Pese a la voluntad de cooperación expresada en la última semana por el líder del DUP, la formación del Gobierno y el reparto de carteras provocó tensiones de última hora que sacaron a la luz la división que persiste entre los unionistas. El «premier» Rishi Sunak celebró por su parte desde Londres la constitución de la Asamblea de Stormont como «un paso positivo para restaurar las instituciones en Irlanda del Norte».

La presidenta de Sinn Féin, Mary Lou McDonald, advirtió de antemano que el ascenso de su partido a timón del Irlanda del Norte pone la unificación de la isla «al alcance de la mano». Una reciente encuesta the The Irish Times ha revelado sin embargo que el apoyo a la unificación (30%) está a bastante distancia de la permanencia en el Reino Unido (51%) entre los norirlandeses.

El mismo sondeo confirmó que la división histórica persiste en el Ulster con el 40% de los votantes definiéndose como «nacionalistas», el 40% como «unionistas» y el el 20% como «no alineados» (en su mayoría votantes del Partido de la Alianza, consagrado como la tercera fuerza política). El aumento del apoyo a Sinn Féin se ha producido sobre todo a costa del Partido Socialdemócrata y Laborista, en un proceso comparable al ocurrido en la última década en Escocia con el tirón del Partido Nacional Escocés (SNP) con los votantes tradicionales del Partido Laborista.

«No creo que vuelva a haber un ministro principal unionista en Irlanda del Norte», vaticinó por su parte Jon Tonge, profesor de la Universidad de Liverpool. «El estado «unionista» se ha acabado, aunque eso no significa el fin de la unión. Lo que sí es sorprendente es el alto respaldo popular logrado por Sinn Féin, que aún se resiste a reconocer Irlanda del Norte como una entidad política».