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Abril va ser movido en las carreteras alemanas. Las autoridades preparan, incluso antes de que termine marzo, un control masivo de la velocidad con radares. Aunque nadie entiende la lógica de tal operación, pues la despenalización del cannabis entrará en vigor después de Semana Santa, cuando todo el mundo haya vuelto a sus casas.
La ley que despenaliza parcialmente la tenencia y el consumo de cannabis, vigente desde el 1 de abril, llega sin que el legislador haya fijado un tope de ‘colocón’ análogo al de alcoholemia. Dice un refrán alemán que «April , April der macht was er will» -«Abril hace lo que quiere»- y eso es lo que los expertos temen que hagan muchos conductores, ya sea de dos, tres o cuatro ruedas, pues la despenalización del cannabis, como la caprichosa lluvia de abril, cae para todos, vaya en coche, andando o en bicicleta.
La ley del cannabis ha sido muy controvertida. Ha habido incluso llamamientos al presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, para que no la firme. Peró ahí está, en forma de júbilo para unos y como presagio de una pesadilla para el tráfico. Nadie sabe cómo actuar, pues además de que no se ha fijado un máximo para para poder agarrar el volante, no existen test fiables que muestren a la policía con exactitud el grado de ‘cuelgue’ de una persona.
«No tenemos ningún plan para hacer frente a esta situación», advierte la policía, a la espera de que el el Ministerio Federal de Transportes responda a la pregunta de con cuántos porros se podrá conducir y cómo controlar ese límite. Sólo las organizaciones de ayuda en carretera y la Organización Alemana de Seguridad Vial (DVW) parecen tenerlo claro: fumar hierba y conducir son tan incompatibles como lo es el alcohol y el coche.
En unos días, el cannabis se eliminará de la Ley de Estupefacientes, donde figura junto a la heroína entre otras drogas prohibidas y sujetas a las disposiciones penales. Por esa regla, conducir bajo los efectos del cannabis es una infracción administrativa según la Ley de seguridad vial y un posible delito penal según el artículo 316 del reglamento.
El escenario, sin embargo, cambia. Cualquier persona mayor de 18 años podrá estar en posesión de 25 gramos para consumo personal, que también se podrá llevar en lugares públicos. En términos de volumen y peso, esto es aproximadamente comparable a dos cucharadas de tierra para macetas.
Los consumidores podrán conservar 50 gramos de cannabis seco en su domicilio. Todo lo que supere esta cantidad debe destruirse. Se puede cultivar un máximo de tres plantas de cannabis en casa (aunque, como no hará falta declarar la miniplantación, será muy complicado aplicar la norma). La cosecha sólo está permitida para el consumo personal.
Menos confianza en los consumidores tienen las aseguradoras. Decida lo que decida el ministerio de Transporte, ya han anunciado que quien provoque un accidente con el principio activo del cannabis en la sangre (THC) se arriesga a perder la cobertura. El seguro de responsabilidad civil pagará el importe de los daños de la víctima del accidente, pero recurrirá contra la persona que lo causó. El seguro a todo riesgo puede reducir las prestaciones e incluso negarse a pagarlas por completo.