El presidente de Egipto, Abdel Fatah al Sisi, se aseguró otro mandato hasta el año 2030, tras ganar los comicios presidenciales con el 89,6% de los votos. La autoridad electoral egipcia anunció este lunes los resultados, una semana después de la votación en la que 67 millones de egipcios estaban llamados a las urnas.

Al Sisi se antepuso cómodamente con el casi noventa por ciento de los votos ante el segundo candidato, Hazem Omar, empresario y exsenador que apenas recogió el 4,5% de apoyo. Los resultados de las elecciones arrojan pocas sorpresas, ya que Al Sisi se postulaba como el candidato favorito en unos comicios adaptados a sus circunstancias, con el dominio de los principales medios de comunicación y una gran presión de las autoridades contra opositores y activistas durante los meses previos a las elecciones. Un cambio constitucional impulsado por el propio el Sisi, le permitirá alargar su nueva legislatura de cuatro a seis años.

El mandatario iniciará su tercer mandato el próximo mes de abril. El jefe de la autoridad electoral, Hazem Badawy, señaló que se produjo una participación «sin precedentes» con el 66,8% de votantes acudiendo a las urnas. Se trata de una cifra bastante superior a la última votación, el referéndum constitucional del 2019, que apenas contó con el 44,3% de la participación.

La guerra en Gaza impregnó toda la campaña electoral, con Al Sisi como mediador activo en el conflicto entre Israel y Hamas. El mandatario ha intentado equilibrar sus lazos diplomáticos con Israel y Estados Unidos, sin ceder a la presión de Tel Aviv para aceptar parte de la población desplazada de Gaza en la provincia del Sinaí.

Al Sisi ha sabido leer el sentimiento en las calles egipcias, de un claro apoyo a la causa palestina, y mantiene una postura firme en el conflicto, con menciones constantes a la situación humanitaria de la población de Gaza. En su primer discurso televisado tras los comicios, el presidente pidió de nuevo un cese de hostilidades y mostró preocupación por los acontecimientos en el Mar Rojo, donde la milicia hutí de Yemen ha estado atacando barcos en respuesta a la guerra de Israel en Gaza.

Egipto es propietario del Canal de Suez, que se encuentra en el norte del Mar Rojo. «Esta guerra en curso en nuestras fronteras orientales, que exige la movilización de todos nuestros esfuerzos para impedir su continuación, representa una amenaza a la seguridad nacional egipcia en particular y a la causa palestina en general», señaló el presidente egipcio. La postura contundente de Al Sisi en Gaza podría haberle dado apoyos electorales, mientras que los analistas apuntan que el mandatario espera también el respaldo de aliados en Europa y Estados Unidos, que le ayuden a aliviar la crisis económica del país. En las últimas semanas la Unión Europea ha anunciado un plan de inversión para apoyar a Egipto, con la intención de amortiguar el impacto de la guerra y reforzar sus fronteras para evitar un mayor flujo migratorio hacia Europa.

La guerra en el país vecino ha dejado en un segundo plano la crisis económica que arrastra el país desde hace años. En el último año se desplomó la moneda, la inflación anual alcanzó el 36% y el aumento de precio del trigo derivado de la guerra de Ucrania, provocaron un grave aumento del precio de alimentos básicos, arrastrando a miles de hogares a la pobreza. Pese a la deuda de más de 29.000 millones de dólares que enfrenta el país, Al Sisi había destinado gran parte del gasto público en mega infraestructuras como la creación de una segunda capital económica, levantando una nueva ciudad desde cero.

Los tres candidatos que se postulaban para arrebatar el poder a Al Sisi tenían un perfil bajo, mientras que el único político que se consideraba que podría suponer una amenaza para el actual mandatario, no pudo presentarse a los comicios. El político de izquierdas Ahmad Tantawi denunció presión de las autoridades para retirar su candidatura, aunque la Autoridad Electoral Nacional negó que hubieran puesto trabas a su carrera electoral.

Amnistía Internacional denunció que en los últimos tres meses al menos 200 activistas y partidarios de Tantawi habían sido detenidos en protestas, acusados de terrorismo o de difundir supuestas noticias falsas relacionadas con los comicios. «No hubo elecciones, Al Sisi utilizó todo el aparato estatal y las agencias de seguridad para impedir que cualquier contendiente serio se presentara siquiera», señaló a la agencia Reuters Hossam Bahgat, jefe de la Iniciativa Egipcia por los Derechos Personales (EIPR). «Al igual que la última vez, escogió a sus oponentes, quienes solo cumplieron con las formalidades de postularse contra el presidente, sin apenas criticar sus desastrosas políticas», añadió.