Un ex oficial del ejército chileno acusado de torturar y asesinar al cantautor folklórico Víctor Jara durante el sangriento golpe de estado de 1973 en Chile quedó en prisión preventiva tras ser extraditado el viernes desde Estados Unidos, según informó el Poder Judicial chileno.
A Pedro Barrientos le han notificado el procesamiento en su contra por su participación «como autor de los homicidios calificados y secuestros simples» de Jara y del entonces director de prisiones, Littré Quiroga, cometidos en septiembre de 1973.
El juez chileno Guillermo de la Barra notificó a Barrientos los procedimientos dictados en 2012, 2014 y 2016 por otros jueces chilenos, determinando su prisión preventiva y dejándolo incomunicado en dependencias militares «a la espera de diligencias» para aclarar su participación en los hechos.
En 2016, una corte estadounidense lo encontró culpable de los cargos de muerte y tortura de Jara y demandó una indemnización.
Barrientos llegó a Chile el viernes por la tarde custodiado por agentes estadounidenses para cumplir así con su extradición después de más de tres décadas viviendo en Estados Unidos. Su solicitud de extradición había sido cursada en 2013, informó la Cancillería chilena.
Barrientos había sido detenido en Florida a comienzos de octubre y juzgado también en Estados Unidos por entregar información falsa en su proceso de nacionalización estadounidense, lo que llevó a la cancelación de la ciudadanía en julio de este año y permitió su extradición.
«Este es quizá el último eslabón que nos quedaba pendiente en esta causa», explicó a los medios chilenos Nelson Caucoto, abogado de la familia Jara, a cargo de las causas en Chile. «El resultado final tendremos que verlo con la sentencia de la Corte Suprema, pero somos optimistas».
Otras personas ya fueron condenadas en el país por el asesinato del cantautor, cinco décadas después de su asesinato.
La Corte Suprema chilena ratificó en firme a finales de agosto la condena a 25 años de prisión contra seis antiguos miembros del ejército por el secuestro y asesinato de Jara, y a un séptimo ex militar por encubrimiento.
«Para nosotros, lo lamentable es que su compañera de vida Joan Jara no esté viva para ver el desenlace de este caso y la condena final de un crimen que conmocionó a todo nuestro país y a nivel internacional porque Víctor Jara tiene un reconocimiento» global por el legado que dejó, señaló a la prensa la ministra portavoz del Gobierno, Camila Vallejo.
«La Justicia efectivamente ha tardado, pero es mejor tarde que nunca y es una buena noticia que Barrientos ya esté en Chile y que podamos ver cuanto antes qué fue lo que realmente sucedió, sus responsabilidades y las condenas respectivas», añadió.
Los asesinatos de Jara y Littré Quiroga, director de prisiones, ocurrieron apenas unos días después del golpe militar de Augusto Pinochet contra el Gobierno del presidente socialista Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.
Jara fue detenido en la universidad tras el golpe militar y llevado al estadio Nacional, mientras Quiroga fue arrestado en su oficina y, tras ser torturado en un regimiento, fue trasladado al recinto deportivo. Los cuerpos de ambos fueron encontrados en las cercanías de un cementerio de la capital chilena junto a otras dos personas, según informó la Corte de Apelaciones.
Las indagaciones judiciales establecieron que el cuerpo de Jara presentaba un balazo en la nuca y otros 43 en distintas partes del cuerpo, además de 56 fracturas, mientras que Quiroga tenía 23 tiros. Los cuerpos de ambos fueron echados en una calle lejos del estadio, que inmediatamente después del golpe militar fue usado como recinto de reclusión.
Jara era uno de los folcloristas más populares, reconocido por la canción de protesta y favorable a Allende (1970-1973). Había estudiado la carrera de derecho en la universidad de Chile, por lo que la Corte Suprema le entregó el título póstumo de abogado.
La extradición de Barrientos ocurre pocas semanas después de la muerte de la viuda del cantautor, que dedicó una parte importante de su vida a buscar justicia por el asesinato de su marido y a solicitar que Barrientos fuera extraditado.