«Es la última oportunidad para la gente buena: gana la patria o ganan las mafias». Las sentencias de Fernando Villavicencio, el candidato presidencial asesinado a tiro limpio por sicarios colombianos, caían unas tras otras sobre sus seguidores, defensores ahora de Christian Zurita, quienes acudieron a la quiteña Tribuna de los Shyris para una misa campal y homenaje póstumo al periodista anticorrupción.
Sin duda el acto más emotivo en el cierre de la campaña electoral más sangrienta que recuerda Ecuador, a la sombra del magnicidio que ha conmovido a su sociedad y que ha resquebrajado el tablero político fijado hasta minutos antes del atentado en Quito. Si en algo coinciden observadores y expertos es que el asesinato de Villavicencio marcará el resultado del domingo.
Una a una, se sucedían las consignas de Don Villa a la espera de la intervención de los candidatos. «A este país no le hace falta plata, a este país le sobran los ladrones de cuello blanco», dejó dicho el periodista sin cuyas investigaciones no se hubieran descubierto las corruptelas de la revolución ciudadana de su gran enemigo, Rafael Correa.
Horas antes ya había intervenido Zurita ante la Prensa extranjera. «Ecuador es un narcoestado. Hay un deterioro total de las condiciones sociales, sobre todo en la costa. Esto va a crecer y hay que detenerlo», resumió el también periodista, que culpó a la «mafia transnacional» del asesinato de su «brother» y que está convencido de saber cuál fue el móvil: acabar con quien había prometido militarizar los puertos, la principal ruta de salida de la droga hacia EEUU y Europa.
Ni un paso atrás de Zurita, que aconsejaba a las autoridades mantener el gran despliegue policial alrededor del escenario de cierre de Construye y Gente Buena. Agentes camuflados apostados en los tejados observaban a los cientos de seguidores que llegaban desde distintos puntos.
«Estoy aquí porque creo en Ecuador libre de asesinatos, donde se pueda vivir tranquilo como antes, donde se pueda salir de noche como siempre. Que Zurita siga el camino de Fernando y salve al país», exclamó a EL MUNDO Miguel Sala, de 60 años y origen catalán, mientras estiraba una pancarta con una palabra («valiente») y un crespón negro.
«Nos vemos en la segunda vuelta», aseguró convencida a este periódico la candidata a la Asamblea Nacional Carla Cruz, en referencia a Zurita y a Luisa González, la abanderada de Revolución Ciudadana, que según ha reconocido ella misma ha perdido fuelle en las últimas encuestas.
Precisamente fue la presidenta de Revolución Ciudadana quien ha tratado de impedir que Zurita sea candidato para las elecciones de mañana. El recurso interpuesto no ha dado resultado, al menos de momento, y el Consejo Nacional Electoral (CNE) calificó en primera instancia al periodista al frente del binomio, junto a Andrea González Nader.
Luisa González y su compañero de ticket electoral, Andrés Arauz, eligieron Guayaquil para sellar una campaña que no ha funcionado tal y como la programó el gran líder Correa desde Europa, donde se encuentra prófugo de la justicia ecuatoriana.
En el último mitin en Quito, el expresidente acudió al rescate de su binomio a través de una transmisión, durante la cual calificó como «oportunistas, arribistas y aventureros» a los que proponen planes de seguridad «sin entender la tragedia», sabedor de que el asesinato del periodista crítico ha extremado las peticiones de mano dura de una sociedad que ya no se conoce a sí misma.
Precisamente el gran defensor de la mano dura es Jan Topic, el populista que cuenta con el respaldo del Partido Social Cristiano (PSC), al que las últimas encuestas adjudican un sprint final que le llevaría a disputar la segunda vuelta contra González. Esta recuperación también ha acarreado diversas acusaciones de sus rivales, incluidas las de querer beneficiarse a través de empresas familiares de los presupuestos para la Seguridad.
Topic eligió el Centro de Convenciones de Guayaquil, bajo techo, para su cierre de campaña, en el que insistió en su receta para «salir de este Ecuador enfrascado en la violencia y en la inseguridad».
También en la capital del Guayas, el centrista Otto Sonnenholzner aseguró que se encuentra luchando el primer lugar tras el «desplome» de la Revolución Ciudadana. En Quito, el candidato indígena Yaku Pérez volvió a diferenciarse de sus competidores con un cierre atípico, que convirtió en un ritual andino en el Panecillo, la loma sobre la que se divisa la capital en el corazón de los Andes. Dos chamanes encabezaron la ceremonia, en la que Yaku también portó un chaleco antibalas.
No podía faltar tampoco la violencia, que volvió a hacer acto de presencia durante el recorrido del candidato presidencial Daniel Noboa en el cantón Durán, cerca de Guayaquil, uno de los puntos más calientes de la provincia del Guayas, conocido como la Sinaloa del Ecuador. La caravana de Acción Democrática Nacional (ADN), con su abanderado a la cabeza, se topó con un enfrentamiento entre delincuentes, lo que provocó el pánico en las filas de Noboa. El equipo de seguridad del candidato, quien acudió al debate electoral del domingo protegido por un chaleco antibalas y que gracias a sus intervenciones ha remontado en las encuestas, le puso a buen resguardo.
«Acaban de atentar en Durán contra la caravana en la que nos movilizábamos, gracias a Dios salimos ilesos. El amedrentamiento y el miedo no tienen cabida en el país que queremos y por eso estamos comprometidos a cambiar de una vez por todas», aseguró el candidato, quien cerró campaña en Guayaquil horas más tarde. El gobierno desmintió que se tratase de un atentado.