A los 60 días de su guerra sin precedentes, el Ejército israelí y Hamas mantuvieron los primeros combates en el corazón de Jan Yunis. El feudo y lugar de nacimiento del líder del grupo islamista, Yahia Sinwar, y del jefe del brazo armado, Mohamed Deif, es el gran objetivo de la nueva fase de la operación terrestre en el sur de la Franja de Gaza donde muchos desplazados procedentes del norte huyeron, por segunda vez, hacia zonas más sureñas y pobladas llevando a la ONU expresar su temor ante «un escenario más infernal».
En la red de túneles de Jan Yunis, se encontraría parte de las 138 personas aún en cautiverio de Hamas y Yihad Islámica. Su incierta situación motivó la tensa reunión entre sus familiares, y por primera vez algunos de los más de 110 ya liberados, y el gabinete israelí. Entre Herzlia (lugar del encuentro) y Jan Yunis, la jornada escenificó el dilema de Israel sobre qué meta es prioritaria: acabar con Hamas (seguir la ofensiva) o acordar la liberación de mujeres y hombres, incluyendo ancianos y soldados (tregua y excarcelación de miles de presos palestinos).
«Estamos en el corazón de Jabalia, en el corazón de Shujaíya y ahora también en el corazón de Jan Yunis», anunció el jefe militar en el Comando Sur, Yaron Finkelman, en referencia a las dos zonas de combate en el norte de Gaza y la nueva en el sur. Según él, se trató del «día más intenso desde el comienzo de la operación terrestre en términos de terroristas muertos, choques armados y el uso de potencia de fuego desde tierra y aire».
Los duros combates de las últimas jornadas han causado la muerte de decenas de milicianos y una decena de soldados. El Ejército, citado por los medios locales, estima que «al menos 6000 terroristas de Hamas han muerto en la guerra».
Antes y durante el avance de sus tanques en el sur, la Fuerza Aérea realizó los ataques más intensos en Jan Yunis y el campo de refugiados adyacente, incluyendo con bombas de mayor poderío contra túneles, desde la operación lanzada en respuesta a los ataques del 7-0. Israel volvió a pedir a los residentes de seis barrios que salgan por un corredor humanitario dado que «en las próximas horas, el Ejército comenzará a lanzar un ataque intensivo para destruir la organización terrorista Hamas».
Se cree que un tercio de la población de Jan Yunis se ha ido básicamente hacia una zona humanitaria en Rafah, cerca de la frontera de Egipto. Tras el desplazamiento del 80% de los 2,2 millones de habitantes, el sur alberga al triple de su población habitual. La coordinadora humanitaria de la ONU para los territorios palestinos, Lynn Hastings, avisó que la extensión militar israelí obliga «a decenas de miles de personas más a huir a espacios cada vez más concentrados, con una necesidad desesperada de alimentos, agua, refugio y seguridad».
«Lo que vemos hoy son refugios sin espacio, falta de agua potable, sin saneamiento y alimentos insuficientes para una población que está mental y físicamente agotada: una receta perfecta para las epidemias y un desastre de salud pública», concluyó mientras otro alto funcionario de la ONU, Martin Griffiths, añadió: «Se está ordenando a la gente que se mude de nuevo, obligada a tomar una decisión imposible tras otra. Este descarado desprecio por la humanidad básica debe terminar». El ministerio de Sanidad controlado por Hamas afirma que al menos 15.900 palestinos han muerto en la guerra, entre ellos centenares.
La presión militar israelí ha reducido el disparo de proyectiles aunque el grupo yihadista aún tiene capacidad como demostró con ráfagas contra el sur y el centro. Mientras la «Cúpula de Hierro» actuaba en los cielos de Tel Aviv, al norte de esta ciudad empezaba el encuentro entre el gabinete y rehenes liberados y familias de secuestrados.
«A mi padre le afeitaron todo el vello corporal para humillarlo» o «tocan a nuestras chicas», fueron algunos de los testimonios que escucharon los dirigentes en la reunión en la que les rogaron un acuerdo para su puesta en libertad ya que «sus vidas corren peligro».
Netanyahu culpó a Hamas («es el enemigo más cruel y no les importa ni siquiera su gente en Gaza») de incumplir el acuerdo al no liberar el pasado viernes a las mujeres aún en cautiverio. Esta negativa eleva la preocupación de sus familias a que los captores, como hicieron durante el ataque del 7 de octubre, hayan abusado sexualmente de las chicas.
Tras 60 días de guerra, el grupo islamista afirma que puede «aguantar ante las agresiones» ya que en palabras de uno de sus líderes, Osama Hamdan, «no es posible derrotar a Hamas». En Israel, estiman que tienen como máximo un mes y medio más de ofensiva para luego pasar a una nueva fase en la que haría incursiones puntuales en una franja que necesitará muchos dólares y años para su reconstrucción.