- Diplomacia Rusia libera presos políticos a cambio de sus espías y criminales en un amplio acuerdo de intercambio con Occidente
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, lleva siempre en el bolsillo de su chaqueta una hoja de papel con los nombres de unos 70 estadounidenses que fueron arrestados durante su mandato, o ya estaban detenidos cuando llegó al gobierno, por motivos que Washington considera ilegales. En rojo están los liberados. De negro, los que siguen presos.
Desde el jueves, tres de los nombres de la lista de Blinken están en rojo: los periodistas del periódico Wall Street Journal Iván Gershkovich Voz de America Alsou Kurmasheva y el exsoldado Paul Whelan. Los tres fueron liberados en el mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y las democracias occidentales desde el final de la Guerra Fría. Además de los tres estadounidenses, fueron liberados cinco alemanes (o personas con doble ciudadanía alemana y rusa) y un británico. Muchos alemanes y británicos tenían doble ciudadanía y fueron condenados por participar en movimientos democráticos en Rusia y oponerse a la invasión de Ucrania, lo cual es un delito en ese país. Además, otros nueve disidentes fueron liberados.
A su vez, Estados Unidos, Eslovenia, Alemania, Noruega y Polonia entregaron a Moscú siete espías -entre ellos el español y ruso Pablo González Yagüy- o en su país de origen, Pavel Alekseevich Rubtsov, y al asesino profesional Vadim. Krasikov, fue condenado en Alemania por la muerte a tiros en 2021 del líder separatista checheno Selimkhan Sultanovich Khangoshvili en Berlín.
Toda la liberación fue una operación típica de la primera Guerra Fría. -que enfrentó a Estados Unidos con la Unión Soviética- más que el segundo, que volvió a enfrentar a Estados Unidos con China y Rusia. No había algoritmos en las negociaciones cambiarias, Programación, malwareNi ninguno de esos trucos sofisticados que han arruinado la vida de los fans de John Lecaré y otros clásicos del espía.
Todo se hizo a partir de reuniones entre agentes de inteligencia occidentales y rusos y de llamadas telefónicas desde Washington a Moscú, todo ello en lugares necesarios para un thriller apasionante: Oriente Medio, Ginebra, Eslovenia, Berlín, Estambul… El asesinato provocó la presencia de un preso político en un campo de concentración en Siberia para retrasar el plan. Fue el periodista de investigación quien lo salvó. También estuvo una celebridad, aunque muy joven. Un papel importante en el intercambio lo jugó: el ex periodista James Rubinque ahora se encarga de la diplomacia pública en el Departamento de Estado y que debe gran parte de su fama a ser el exmarido de la estrella de CNN Christiane Amanpour.
Por lo publicado por medios estadounidenses y británicos, parece que existe la idea de que todo empezó en Ginebra, en la cumbre celebrada por Joe Biden y Vladimir Putin el 21 de junio de 2021, de la que no salió casi nada. de acuerdo a Los New York TimesUno de los pocos acuerdos alcanzados en la reunión fue establecer una relación más directa entre los servicios de espionaje de ambos países para negociar un intercambio de prisioneros. El objetivo de Biden era poder sacar a Whelan de Rusiaquien se encuentra detenido en el país desde 2018, cuando Trump era presidente.
Pero Estados Unidos tenía poco que ofrecer a Whelan, alguien sin perfil público, a diferencia de la jugadora de baloncesto Brittney Griner, arrestada en mayo de 2022 en Rusia por intentar introducir marihuana en el país. Greiner fue canjeado siete meses después por uno de los mayores criminales que existen, el traficante de armas Viktor Bout, conocido como el “Mercader de la Muerte”, que desató guerras civiles en África y Afganistán durante una década y media e incluso fue llevado al cine. Por Nicolas Cage.
Whelan, que no era nadie, no podía ser reemplazado por alguien como Bute. Entonces permaneció en prisión.
Luego, en el mes en que Greiner y Bout fueron liberados, los servicios de espionaje eslovenos capturaron a dos espías rusos que merecían otra película como Bout. Se llamaban Ludwig Gesch y Maria Mayer y se hacían pasar por argentinos tan perfectamente que sus dos hijos, que también habían sido intercambiados, no sabían que en realidad eran rusos. Gish y Meyer eran la personificación del sueño perpetuo de los servicios de inteligencia de un ciudadano tan completamente integrado en un país extranjero que sería imposible detectarlo. La CIA creyó que el interés de Moscú en recuperar a la pareja sería lo suficientemente grande como para aceptar liberar a Whelan. En enero de 2023, en una reunión en un país neutral, se lo propuso a su homólogo ruso.
Para sorpresa de los estadounidenses, los rusos se negaron, considerando que la “oferta” era demasiado baja. Entonces Estados Unidos cambió de táctica. En lugar de centrarme en un detenido – Whelan – me centraré en varios detenidos Tratando de lograr un intercambio integral. Pero dos meses después, Rusia intensificó la situación al arrestar al periodista Ivan Gershkovich del segundo periódico más leído en Estados Unidos, The Guardian. Wall Street Journalel rey del empresario Triunfo Rupert Murdoch. Para entonces, estaba claro que Putin quería a Krasikov, un ultranacionalista que podría haber actuado bajo órdenes directas del Kremlin para asesinar a Khangoshvili en 2021. Periodista Christo Grozev, del sitio de investigación BellingcatÉl, que es un fuerte crítico del Kremlin, confirmó que el militante ruso estaba dispuesto a cooperar con Occidente a cambio de permitirle regresar a su país.
Así, el plan fraguó, hasta el punto de incluir al principal opositor ruso, Alexei Navalny, que se encuentra encarcelado en un campo de trabajos forzados en Siberia. Pero en febrero, Navalny murió en extrañas circunstancias (el consenso es que fue asesinado) en prisión. Una vez más, el plan quedó en el aire. Hasta el 25 de junio, la CIA y sus interlocutores rusos, en una reunión celebrada en un país de Oriente Medio, habían llegado a un acuerdo preliminar sobre el intercambio ocurrido esta semana. Las últimas modificaciones las hizo el propio Joe Biden, enfermo de Covid-19, cuando se puso en contacto con las autoridades eslovacas para acordar la liberación de Gish, Mayer y sus dos hijos. Lo hizo la mañana del 12 de julio, cuando se encontraba enfermo de COVID-19. Una hora y media después, Biden anunció al mundo que no se presentaría a las elecciones de noviembre. El acuerdo de intercambio de espías todavía tuvo que esperar otros diez días.