“Ya estábamos en Machu Picchu el martes cuando nos dijeron que los trenes estaban cancelados. Los piquetes estaban en las vías del tren, protestaban contra el gobierno y contra el Congreso. La gente se reunió en la Plaza de Armas de Aguas Calientes (un pueblo a nueve kilómetros del santuario histórico) y se contó a los extranjeros. Empezamos a hablar con el consulado y nos dijeron que nos quedáramos allí, era peligroso, pero sabíamos que no era posible porque la comida llegaba allí en tren y las vías del tren estaban completamente cortar. Había más de mil personas y se les estaba acabando la comida y el agua.. Incluso habrá que evacuarlos, nos dicen, en helicóptero”.
Fisioterapeuta epico en Mallorca Vicente Pérez Velasco (33 años) y su novia, una enfermera de Cádiz Ana Isabel Gil (35 años), resume la situación que viven los turistas españoles que llegaron a Perú sin imaginar que Pedro Castillo intentaría un golpe de Estado y que su suicidio político desencadenaría una ola de protestas y violencia.
Todos planearon su viaje al destino más atractivo del continente que terminó convirtiéndose en una pesadilla, especialmente para quienes quedaron atrapados en Machu Picchu, la ciudad inca considerada como una de las grandes maravillas del planeta. Los manifestantes destruyeron la única carretera, el ferrocarril. Ayer continuaron las labores de evacuación de los varados en el sitio arqueológico, aunque algunos, como Vicente y Ana Isabel llegaron a Cuzco, habiendo recorrido más de 40 kilómetrosLa mayoría se encuentran junto a las vías del tren, un pequeño conglomerado de camiones y coches sobre las vías, que los manifestantes cortan con piedras, árboles y todo tipo de obstáculos. como una guerra
Para algunos, como Cristo se fueY la pesadilla acabó ayer tras aterrizar en Madrid. Sin embargo, la mayoría sigue estancada en Perú debido a la toma violenta de varios aeropuertos, incluidos los de Ayacucho, Arequipa y Cusco, y el bloqueo de carreteras. Fuentes extranjeras confirmaron a EL MUNDO que el Consulado de España en Lima había constatado la presencia Más de 300 españoles viven en el país andino.
Todos ellos están en buena forma física, pero una parte de ellos mostró su malestar a este diario, así como a través de las redes sociales, por lo que llaman inacción de las autoridades españolas. “La ayuda o la información que brindó el gobierno fue inexistente”, dijo Alfonso García Poza, un publicista toledano de 35 años y miembro de un grupo de WhatsApp creado por españoles varados en Cuzco, la ciudad más importante del país. . Cordillera de los Andes, ubicado a poco más de cuatro horas de las ruinas incas.
“Nosotras (la señora gaditana y mallorquina) al ver la situación decidimos regresar a Cuzco desde Machu Picchu. A las 6 de la mañana del miércoles salimos caminando con dirección a Ollantaytambo, que nos dijeron que era entre 6 y 8 horas. pero Al final fueron 40 km y unas 10 horas de caminata. Los primeros 25 kilómetros desde Aguas Calientes seguimos las vías del tren, con poca gente. Éramos un grupo de 20 personas, muy calientes, No había agua para comprar, un desastre. Dos gallicanos salieron detrás de nosotros, eran más lentos. Estábamos estirando, tratando de no parar. Dos pilotos de avión españoles pudieron hacerlo todo en un día y terminaron pasándoselo bomba. Los peruanos que encontramos en el camino nos dijeron que había intrusos, Terroristas y ladrones pagados por políticos para crear más ruido», recuerda ahora EL MUNDO desde su hotel en Cuzco, que es «más tranquilo que los alrededores».
El miedo y la duda atacan a los peatones cada vez que se cruzan con grupos de manifestantes, “no sabíamos cómo reaccionarían”, admite Pérez Velasco. A la fecha se están calculando Una veintena de personas murieron en las protestas La gran mayoría están en el sur de los Andes, con muchas muertes por cortes de ruta.
Después de recorrer los primeros 25 kilómetros, la pareja al menos logró comer arroz a la cubana que habían cocinado en casa. Y gracias a que llegaron los primeros porque Los que bajaron tras ellos aún no encontraron comida.. Y cuanto más avanzaban en el camino a Cuzco, más estrés enfrentaban. Y todo ello a una altitud de 3000 metros sobre el nivel del mar.
“Al día siguiente escuchamos a unas niñas que salían para Urubamba, así que corrimos y vimos que había carros que iban al puente Bachar y de ahí a Huarcondo, tomamos una moto, luego caminamos nuevamente, con estacas en medio, talando árboles, piedras , manifestantes, hasta campesinos. Y cuando pasamos la provincia de Anta, que también estaba cortada, ya había carros que nos llevaban y sin pagar nada nos llevaban a Cuzco”, concluyen Vicente y Ana Isabel, que perdieron el vuelo a España. y tuve que comprar otro boleto.
“Los gobiernos ciudadanos que están allí debieron extenderse más y no demorarse demasiado. Pedimos ayuda económica, porque al pagar boletos nuevos, hoteles, comida y aumento de precios, nos quedamos sin dineroVicente admite.
Quién le hubiera dicho a Valencia Rodrigo que en medio de su luna de miel en Huayupata, cerca de Machu Picchu, se habría dado un golpe de Estado militar, como los que habían ocurrido antes en América Latina pero con la opereta terminada. “Ahora estamos en la casa de la familia de mi esposa, que vino de aquí, también vinimos a ver a mis suegros. Es una ciudad tranquila, pero las cosas están mal.. Ya no sé qué hacer”, admitieron los recién casados, todavía conmocionados por la ferocidad con la que bloqueaban carreteras o inutilizaban las vías del tren.
Rodrigo cuenta las horas para volver al país tras su fallida luna de miel, mientras el país intenta recuperar la normalidad, que aún está lejos. Las autoridades creen que lo peor, en términos de protestas, ya pasó, aunque la escasez de alimentos ya se siente en algunas zonas del país andino.