• Guerra La primera semana de guerra entre Israel y Hamas, explicada en gráficos
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Exactamente una semana después del ataque de Hamas que ha traído nuevos vientos de guerra a toda la región, Israel se prepara para una ofensiva terrestre en la segunda fase de su masiva represalia por la múltiple y letal infiltración que causó 1.300 muertos. Antes de que los tanques y carros blindados entren en territorio gazatí, la presión aérea israelí sobre el grupo integrista está causando un enorme castigo en la Franja de Gaza. Este sábado ha proseguido la evacuación del norte al sur en el enclave palestino que, una vez más, deberá ocuparse en unas semanas, en el mejor de los casos, o meses de la reconstrucción tras una operación a gran escala que ha provocado al menos 2.200 muertos.

«Los planes operativos incluyen un ataque combinado y coordinado por aire, tierra y mar», avisó el portavoz militar Daniel Hagari, priorizando alcanzar a «los cabecillas y responsables de Hamas y en especial de los terribles atentados terroristas». En su primera visita al arrasado Kibutz Beeri, el primer ministro Benjamin Netanyahu se reunió con soldados para coincidir en una frase: «Preparados para seguir».

Hamas, por su parte, advirtió que desde hace años se prepara para la invasión de su enemigo mientras su brazo armado continuaba con el lanzamiento de proyectiles contra el centro y sur de Israel.

El reloj de la octava jornada de la peor guerra que se recuerda entre las milicias palestinas e Israel fijó este sábado el momento clave a las cuatro de la tarde. La hora en la que finalizaba el nuevo plazo dado por el ejército israelí para que gazatíes del norte pudiesen dirigirse al sur a través de dos corredores (la carretera Saladino y la del mar) hacia Wadi Gaza.

Según la ONU, decenas de miles decidieron dirigirse hacia el sur mientras el ejército cifra los evacuados en alrededor de medio millón. «Si os importa vuestra seguridad, salgan hacia el sur. El ejército les permitirá un paso seguro. Los líderes de Hamas se preocupan sólo de ellos mismos y se encuentran en refugios», dijo el oficial israelí encargado de comunicarse en árabe con los palestinos, Avichai Adraee, quien denunció: «Hamas intenta evitar la evacuación de los civiles que usa como escudos humanos en sus ataques».

Pero muchos se negaron a abandonar sus casas. Ya sea porque huir al sur no da garantías de seguridad, dado que no hay sitio seguro en la Franja palestina, porque no quieren convertirse nuevamente en desplazados, por la presión de Hamas o porque aún creen que Israel no lanzará una gran ofensiva terrestre.

Y, en este contexto, un convoy de civiles palestinos que abandonaban el norte de Gaza por una de las rutas designadas fue atacado por Israel este sábado, dejando más de una decena de muertos, incluidos niños, de entre dos y cinco años.

El Gobierno de Hamas en Gaza denunció «ataques indiscriminados y masacres de la población civil» incluyendo durante la evacuación y pidió «no caer en la propaganda sionista».

«El objetivo de Hamas es que hayan civiles muertos en Gaza, mientras oculta el número de terroristas muertos, para que Israel sea condenada por la comunidad internacional y les presione», añadió otro portavoz israelí.

Condena de la ONU

La ONU reiteró su enérgica condena desde el punto de vista moral y operativo de la evacuación masiva, especialmente de la ciudad de Gaza, en la que residen unos 400.000 habitantes y en la que los hospitales tratan como pueden al creciente y elevado número de heridos a la espera de ayuda exterior. Según la ONU, 270.000 palestinos se encuentran en sus refugios.

El cierre de los seis accesos de la Franja, incluyendo Rafah (Egipto), con la consiguiente falta de suministro de electricidad y agua, elevan el drama que atraviesa la población civil.

Egipto blindó su paso fronterizo ante el temor de una avalancha de palestinos ante las bombas y llamadas de Israel que, junto a Estados Unidos, le presiona para que abra las puertas permitiendo la salida de Gaza. «Debéis ser fuertes en vuestra tierra», les dijo el presidente de Egipto, Abdelfatah Al Sisi, que organiza convoys de asistencia humanitaria pero se niega a que el Sinaí sea el destino de los desplazados.

EEUU apoya sin fisuras a Israel en la guerra pero le ha pedido que haga todo lo posible para evitar tanto la muerte de civiles -o minimizar su número- como una crisis humanitaria. También comunicó a sus nacionales en Gaza de que «si ven que es suficiente seguro, les conviene acercarse al paso de Rafah».

El líder de Hamas, Ismail Haniya, asegura que «no hay emigración de Cisjordania o Gaza ni hay emigración en Gaza a Rafah. Yo digo a nuestros hermanos que es nuestra la decisión de quedarnos en nuestra tierra».

Antes de lanzar su ofensiva en tierra, Israel prosiguió sus bombardeos y anunció la muerte de dos altos mandos del organigrama militar de Hamas que, según la Inteligencia israelí, fueron clave en el ataque del 7-O: el jefe de la unidad aérea, Murad Abu Murad, y el jefe de comando de Nukba, Ali Qadi. Este último fue detenido en 2005 por el asesinato de un israelí y puesto en libertad en 2011 junto a otros 1026 presos en el canje por el soldado Gilad Shalit.

Más de 130 secuestrados

Hamas pretende realizar ahora un nuevo intercambio con las más de 130 personas que tiene en sus manos junto a Yihad Islámica. Los secuestrados son su moneda de cambio, que siempre prometió lograr aunque nunca imaginó que serían tantos, una medida para intentar frenar los ataques de Israel. El brazo armado de Hamas anunció la muerte por las bombas de nueve personas secuestradas. De confirmarse todos sus anuncios al respecto, el número de secuestrados muertos sería 26.

«A Hamas no le beneficia tener tantos bebés, niños, mujeres y ancianos entre los secuestrados. Es algo que viola todas las reglas conocidas», afirma el ex jefe del Mosad Yossi Cohen, reclutado para tratar la espinosa y compleja cuestión de los secuestrados. Tras citar la estrecha relación del régimen iraní con Hamas traducida en armas, conocimientos o dinero, fue preguntado en el Canal 12 por si cree que lo sucedido ahora tiene huellas de Irán. «Sin duda», respondió.

Como en anteriores escaladas, los portavoces de Hamas en el exterior -así como el portavoz del brazo armado en Gaza, Abu Oveida– son los que más se manifiestan ya que el liderazgo en Gaza es consciente de que al mínimo error de precaución, un misil israelí acabará con ellos. Tras los testimonios e imágenes de violaciones, asesinatos y decapitaciones, los principales líderes de Hamas en el exterior están en el punto de mira de Israel aunque estén en Beirut, Damasco o Teherán.

Como casi todas las anteriores jornadas de la guerra, Hizbulá e Israel protagonizaron este sábado un nuevo enfrentamiento en una dinámica que puede romper el equilibrio de disuasión mutua establecido desde la guerra del 2006. En la madrugada del sábado, Hizbulá lanzó dos drones contra la ciudad de Haifa siendo interceptados y posteriormente disparó 30 proyectiles de mortero contra objetivos militares israelíes en la disputada zona de las Granjas de Sheba. Israel respondió atacando posiciones del grupo chií.

Aunque ocultada por la monumental sombra del sur de Israel y Gaza y los intercambios de fuego en la frontera israelo-libanesa, Cisjordania se encuentra también en efervescencia. Varias decenas de palestinos han muerto en enfrentamientos armados o disturbios con las fuerzas de seguridad israelíes que en la madrugada del viernes realizó una nueva redada masiva que incluyó dos dirigentes de Hamas, Adnan Asfour y Ahmed Awad.

Con partes del sur de Israel evacuadas por los proyectiles palestinos y enterrando aún a sus muertos, Gaza bajo cierre, bombas, muerte y la amenaza de una ofensiva terrestre, la guerra se acerca a una nueva e incierta fase.