• Opinión ¿Nos Importa el G-20?

«Una Tierra. Una familia. Un futuro». India rebuscó en un antiguo texto sánscrito para sacar este lema de cara a la cumbre del G20. Unas palabras que aparecen en grandes carteles repartidos por toda Nueva Delhi y cuyo mensaje de unidad está muy alejado de la realidad que enfrenta una cumbre más dividida que nunca. Pero las delegaciones que acompañan a los líderes mundiales son optimistas sobre los avances logrados las últimas horas para sacar un comunicado conjunto que deje de lado las diferencias del grupo sobre el tema del que más difieren: la guerra en Ucrania.

En la previa del maratón de reuniones que arrancó el sábado, hubo mucho ruido sobre si podría ser la primera vez que no hubiera documento final en una cumbre del G20. «Moscú bloqueará la declaración final si no refleja su posición», fue el órdago que lanzó hace unos días el enviado ruso a Delhi, el ministro de Exteriores Sergéi Lavrov. Con Vladimir Putin escondido de nuevo en el Kremlin para evitar el escrutinio internacional, no había duda que la invasión rusa de Ucrania marcaría buena parte de de la agenda del fin de semana.

De esto era muy consciente el anfitrión, el primer ministro indio Narendra Modi, cuya creciente influencia geopolítica se pone a prueba para buscar un consenso y lanzar una declaración con una sola voz. Aunque no lo está teniendo fácil. Mientras los líderes de Occidente apuestan por una contundente y dura condena al ataque ruso, el Kremlin encuentra el respaldo de China para bloquear la bofetada diplomática.

Los sherpas del G20 -representantes de los países que supervisan durante todo el año los puntos presentes en la agenda de la cumbre- han estado discutiendo el documento antes de que los líderes comenzaran el sábado las deliberaciones. Pero hasta ahora se han encontrado con una barrera: tanto Moscú como Pekín han rechazado todos los borradores presentados.

Desde Europa intentaron que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estuviera también en Delhi como invitado, o que al menos apareciera por videoconferencia como ocurrió en la cumbre de 2022 en Bali, cuando, a pesar de las divisiones, el grupo publicó un comunicado final incidiendo en los diferentes puntos de vista que hay sobre la guerra.

Charles Michel, el presidente del Consejo Europeo, ha dicho que la Unión Europea lo que busca es que los líderes del G20 presionen a Putin para que se retire de Ucrania y se reincorpore al acuerdo de cereales del Mar Negro porque su bloqueo ha provocado inseguridad alimentaria para más de 250 millones de personas en todo el mundo. «Esta reunión es una ocasión para ver el enfoque cínico de Rusia, que está creando más dificultades para los países en desarrollo», apuntó Michel.

Hace unos meses, Kiev, con el apoyo de sus socios europeos, solicitó formalmente participar en la cumbre, pero el Gobierno de Modi lo rechazó. Esta fue la razón que reveló hace unos días el ministro de Exteriores, Subramanyam Jaishankar: «El G20 es un grupo que se ocupa de los problemas del crecimiento y desarrollo económico global. Esta es una cumbre para discutir cuestiones energéticas y propuestas alimentarias, no el Consejo de Seguridad de la ONU».

Los estados miembros del G20 representan más del 80% de la producción económica global, el 60% de la población y el 75% del comercio, pero el grupo ha sido criticado durante mucho tiempo por no abordar los problemas que afectan desproporcionadamente a los países en desarrollo. India, como anfitriona y presidenta rotatoria del grupo, se comprometió a utilizar posición para poner el relieve las demandas de sus colegas del llamado Sur Global.

Modi ha dicho que su objetivo es forjar unidad en grandes cuestiones globales como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el alivio de la deuda de las naciones pobres. Un movimiento clave de la cumbre de este año será la incorporación al grupo de la Unión Africana, otorgar a este organismo continental de 55 estados miembros el mismo estatus que la Unión Europea y que dejé atrás su designación actual de organización internacional invitada.

MÁS FINANCIACIÓN PARA LOS PAÍSES DE BAJOS INGRESOS

Otro papel destacado en la cumbre, como era de esperar, tendrá Estados Unidos. El presidente Joe Biden no podrá celebrar un esperado encuentro bilateral con el chino Xi Jinping, el otro gran ausente del evento. Era una buena oportunidad para acercar posturas en medio de la continua crispación entre las dos principales potencias mundiales. Desde Washington han apuntado a que Biden presentará una propuesta para reformar el Banco Mundial e impulsar los préstamos para proyectos de infraestructura y cambio climático.

«Ese es uno de nuestros principales objetivos de cara al G20: cumplir una agenda que fundamentalmente remodela y amplía los bancos multilaterales de desarrollo», adelantó el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, quien habló sobre una propuesta que incluye una reestructuración de la deuda soberana para los países de ingresos bajos y medios que podría en última instancia movilizar más de 200.000 millones de dólares, comenzando con una cifra inicial de 25.000 millones de dólares respaldada por el Congreso estadounidense.

Un movimiento que muchos analistas han interpretado como un intento de Washington de ofrecer una alternativa a la nueva Ruta de la Seda de China, el mega proyecto de infraestructuras apadrinado por Xi Jinping.

UNA RESPUESTA A LA CRISIS CLIMÁTICA

El G20 de este año ha arrancado en el remodelado Bharat Mandapam, un mega centro de convenciones que fue renovado en julio y que cuenta con un edificio principal con forma de caracola. Entre los líderes que han comenzado el sábado las reuniones no está el presidente español Pedro Sánchez, que anunció el jueves que había dado positivo en Covid. En representación de España está la ministra de Economía, Nadia Calviño, y el ministro de Exteriores, José Manuel Albares.

Al lado del epicentro de las reuniones de líderes también se encuentra el complejo reconvertido en el centro de medios, que da cobijo a más de 3.000 periodistas de todas partes del mundo. Es indiscutible el gran interés mediático que hay por el mayor foro político que brinda una oportunidad única para la cooperación global en temas fundamentales como la crisis climática tras un verano récord de temperaturas e inundaciones.

«Los líderes del G20 pueden detener el colapso climático, tienen el poder de restablecer una crisis climática que se está saliendo de control, pero las reglas deben cambiar, sobre todo hay que reformar las reglas financieras globales, que están obsoletas y son injustas», ha dicho el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien también participa en la cumbre como invitado. «La crisis climática está empeorando dramáticamente, pero la respuesta colectiva carece de ambición, credibilidad y urgencia».