Quién. La reina del entretenimiento navideño alemán, nacida hace 39 años en Siberia, es la cantante de habla no inglesa con mayores ingresos en el negocio de la música. Qué. Vuelve a triunfar en televisión con su ‘show’ en hora de máxima audiencia, en el que ha habido muchos guiños de actualidad. Por qué. Su éxito radica en que lo hace casi todo, hasta protagonizar un anuncio de la cadena de supermercados Lidl.
El canciller alemán, Olaf Scholz, y su esposa han pasado las vacaciones de Navidad en las Islas Canarias. Como se ha tratado de un viaje estrictamente privado no vamos a revelar dónde ha estado o qué ha hecho la pareja, que hoy regresa a Berlín. Pero hay un detalle que al canciller no le importará que se sepa: no ha puesto el pie en la isla favorita de su antigua jefa, Angela Merkel. Una vez al año, como mínimo, viaja Merkel a la Gomera para hacer senderismo y disfrutar de una naturaleza casi intacta, admirar un océano interminable y ejercitar sus reflejos caminando en tramos vertiginosos. Imaginen que se la encuentran.
Scholz vuelve a casa algo morenito, más descansado y cargado de vitamina D para el invierno político que le espera, pero a costa de perderse el show navideño con el que desde hace una década entretiene Helene Fischer a millones de alemanes en la primera cadena pública de televisión. Un programa que este año ha estado nuevamente cargado de sorpresas y guiños a la actualidad, además de las actuaciones de la cantante sueca Loreen, última ganadora de Eurovisión y una Helene disfrazada de Barbie. El show de Helene Fischer, la cantante de habla no inglesa con mayores ingresos en el negocio de la música, por delante incluso de Céline Dion y Britney Spears, está en Alemania tan ligado a la Navidad como los mercadillos, los abetos engalanados, el vino caliente y la esperanza de que nieve.
La revista Forbes la sitúa en octavo puesto de la lista con unos 28 millones de euros anuales. No es mucho en comparación con Katy Perry (73 millones), Lady Gaga (44), Jennifer López (41) y Riana (con cerca de 33), pero cuenta entre sus fans declarados con el ex presidente Donald Trump.
Helene Fischer, 1,58 metros de altura y 52 kilos, canta Schlager, un tipo de pieza ligera y pegadiza con acompañamiento de instrumental de pop, que versa fundamentalmente sobre el amor. Obligatorio cantarla en alemán, aunque esta muñeca rubia se atreve con todo. Ha grabado con Luis Fonsi y en uno de sus últimos especiales le llevó como invitado para marcarse a dúo un Despacito con sensualidad germana.
La reina del entretenimiento navideño alemán nació hace 39 años en Krasnoyarsk , en Siberia. En 1988 se trasladó con sus padres ruso-alemanes a Wöllstein, en Renania-Palatinado. No habla ruso, pero si tuviera que hacerlo se aprendería unas letras, porque ella es más que una cantante. Es una artista. Canta, baila y hace acrobacias incluso en el trapecio.
A la reina de la Schlager se le perdona todo y se le aplaude por todo, hasta el anuncio que ha grabado para la cadena de supermercados Lidl y que arranca con la cantante en chándal y algo despeinada bajando de un autobús y entrando en una tienda de la cadena. Los empleados la miran sorprendidos, pues nadie imaginaría que ella ahorra comprando en Lidl, pero la estrella se comporta como una ama de casa cualquiera. Deposita tranquilamente manzanas ecológicas y chocolate en el carrito, mientras suena de fondo una versión remezclada de su megaéxito Atemlos durch die Nacht. Durante su compra, la acompañan seis bailarines que la apoyan en su búsqueda de los mejores alimentos y saltan alocadamente por los pasillos de la tienda. Para los fans de la cantante, no podría haberlo hecho mejor. El año próximo habrá más.