- Análisis Eslovaquia, el ‘agujero negro’ de Europa
- Mandato Robert Fico jura el cargo como primer ministro de Eslovaquia por cuarta vez
La primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas ayer en Eslovaquia no han aclarado el rumbo que tomará el país en el seno de la UE y en su relación con Rusia, los temas principales en una campaña que ha sacado a la luz la gran polarización que hay en el electorado. A falta de los resultados definitivos en unas presidenciales que muchos consideraban una prueba para la democracia del país y su futuro dentro de la Unión Europea, ninguno de los nueve candidatos parece está cerca de alcanzar el 50% del escrutinio, por lo que las miradas ya estan puestas en una segunda ronda el próximo 6 de abril.
El duelo, de mantenerse la tendencia actual, será entre el ex primer ministro, Peter Pellegrini, actual presidente del Parlamento, y el ministro de Asuntos Exteriores Ivan Korcok. Los dos partían como favoritos y ambos representanta la división entre los eslovacos, que han asistido a una campaña a la sombra de la guerra en Ucrania, las críticas a la Unión Europea y la cercanía a Rusia que llevó al populista de izquierdas, Robert Fico al poder el pasado otoño. Desde entonces, Eslovaquia no solo ha dado un giro a su política exterior en una dirección más favorable a Moscú, sino que transita por el camino de la democracia iliberal atacando a las instituciones independientes en su país, como la fiscalía especial y la radiotelevisión pública.
«Dado el intento de concentrar todo el poder posible en el Ejecutivo, la lucha por la presidencia se ha vuelto aún más importante», declaró Tomá Valáek, diputado del partido de la oposición Eslovaquia Progresista. «La presidencia es uno de los últimos resortes de poder que pueden frenar el poder de Fico»
Pero poco o nada se ha oído en campaña sobre los asuntos internos. El plato fuerte ha sido Bruselas y Ucrania y se han oído proposiciones como éstas: «Como presidente, quiero sacar a Eslovaquia de la mazmorra de naciones que es la Unión Europea«, declaró en el último debate televisado de los candidatos, Milan Nahlik, un policía que se presentó sin éxito al Parlamento hace cuatro años. Stefan Harabin, ex juez del Tribunal Supremo afirmo que «como presidente, a favor del levantamiento de las sanciones contra Rusia, porque son contrarias al derecho internacional», declaró, haciéndose eco de los argumentos rusos de que las sanciones debían ser aprobadas por el Consejo de Seguridad de la ONU.
«Señor Harabin, usted es directamente responsable de la forma tan amplia y contundente en que entregamos nuestra soberanía nacional a Bruselas. Y hoy actúa como si no tuviera nada que ver con ello», replicó Marian Kotleba, el candidato neonazi a la Jefatura del Estado.
Pellegrini, líder del partido Hlas, un grupo escindido del partido gobernante Smer del primer ministro Robert Fico y ahora en coalición con él, mostró durante la campaña una posición deliberadamente ambigua como candidato pro-paz, repitiendo una y otra vez la reciente y controvertida declaración del Papa Francisco: «Hay que encontrar el coraje para izar la bandera blanca.»
La única voz prooccidental y el único candidato que apoya la lucha de Ucrania contra la invasión rusa fue la Korcok. «La paz en Ucrania puede ser mañana, y lo será cuando el régimen del Kremlin encabezado por el presidente Putin deje de matar inocentes y de destruir todo el país. La paz no puede ser capitulación«, afirmó Korcok, que exige igualmente la retirada de Rusia de las cinco regiones que ha invadido en Ucrania desde 2014.
Cuando Rusia lanzó su invasión a gran escala hace dos años, Eslovaquia se convirtió en un ferviente partidario y contribuyente de armas a Ucrania, su vecino oriental. Además de munición, envió artillería autopropulsada, un sistema de defensa antiaérea S-300, helicópteros de transporte y cazas MiG. Eslovaquia recibió rápidamente un grupo de combate adicional de la OTAN y defensas antiaéreas Patriot para su propia seguridad.
La presidenta eslovaca, Zuzana Caputova, quien a pesar de su popularidad decidió por razones personales no presentarse a la reelección, fue uno de los primeros líderes occidentales en ponerse al lado del presidente ucraniano Volodimir Zelenski en Kiev tres meses después de la invasión.
Según una encuesta del Eurobarómetro de la época, el 80% de los eslovacos sentían simpatía por los ucranianos. Pero a medida que la guerra se prolongaba y Fico volvió a entrar en la escena política se produjo un cambio de tendencia. En noviembre pasado, las encuestas revelaron que el 60% de los encuestados votaría a Pellegrini, frente al 41% que lo haría por Korcok. En enero, la ventaja de Pellegrini se redujo hasta situarse dentro del margen de error: 40% frente a 38%. Una encuesta del 18 de marzo los situaba aún más cerca, con Pellegrini a la cabeza por sólo un punto, el 35%.
«Es poco probable que alguien consiga más del 50% de los votos válidos necesarios para ser elegido en la primera vuelta, algo que nunca ha ocurrido en casi 25 años de elecciones presidenciales directas», escribió Michaela Terenzani en The Slovak Spectator.
Que Pellegrini no se haya hecho con la victoria en la primera vuelta mantiene intactas las expectativas de Korcok y de quienes consideran esencial obtener un contrapeso a Fico, pues aunque Pellegrini se presenta como una personalidad política independiente, la cercanía entre ambos no garantiza un equilibrio de poder. En palabras del periodista Matus Kostolny «Pellegrini actúa principalmente como súbdito de Fico, mintras que Korcok no tiene a Fico en la cabeza o sobre los hombros todo el tiempo. Es libre y dice lo que piensa».