La polarización que provoca en el partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) la Unión Europea (UE) hará imposible la discusión siquiera del programa con el que concurrirá a las elecciones europeas de 2024. La fecha del próximo fin de semana que se había fijado la Ejecutiva del partido en el congreso que se está celebrando en la capital de Sajonia-Anhalt se diluye finalmente a enero. «Las cosas podrían ponerse difíciles. Esperamos poder arreglárnoslas con sesiones nocturnas pero si no hay acuerdo no tendríamos el programa de debate hasta enero del año que viene» ha adelantado el copresidente de la AfD, Tino Chrupalla. Su compañera en el cargo, Alice Weidel, ya da por hecho de que «es muy probable que no consigamos el programa y tengamos que irnos a enero».
Eso supondría que el único resultado de este congreso, centrado exclusivamente en Europa, sería la confección de la lista al Parlamento Europeo, institución en la que no cree y para la que ha llegado a pedir, y ahí esta la ironía, su disolución.
La lista quedó quedó cerrada este sábado. El número máximo era de 30 personas y, para entrar en la competición, los congresistas establecieron, entre otros requisitos, un mínimo de cinco años de actividad profesional fuera de la política, tiempo mínimo de afiliación al partido para evitar a los posibles arribistas y buenos conocimientos de inglés. Tras un discurso de presentación, de siete minutos, los candidatos debieron someterse a dos preguntas. Uno de los mantra de la AfD es la transparencia.
La elección del cabeza de lista para los comicios que permitirán a la AfD luchar, desde dentro, contra unas instituciones comunitarias que consideran «antidemocráticas» y «perniciosas», fue menos penosa. Se presentaron cuatro candidatos pero la balanza estaba claramente inclinada hacia el eurodiputado Maximilian Krah. Y no ha habido sorpresas. Además de reunir todos los requisitos, Krah, que pasa en AfD por ser un político carismático e inteligente, tiene buenos contactos en el ala más radical y cada vez más influyente del partido. Krah es uno de ellos. Ha publicado un libro titulado Política desde la derecha a través de la editorial ultraderechista Antaios, de Götz Kubitschek, vigilada por la Oficina de Protección de la Constitución. La primera edición ya está agotada. Krah aparece en varios lugares en informes de la Oficina para la Protección de la Constitución, que examinan lo peligrosa que es la AfD para la democracia.
Como abogado, representó a manifestantes del movimiento antinmigración Pegida y al grupo de hombres que ató a un árbol a un refugiado iraquí, pero eso, afirma con razón, es garantizar el derecho a la defensa que garantiza a todos la Constitución.
Sus ideas preñan citas que equiparan la pertenencia a la UE con «una mujer a la que pegan en casa, pero sin que ella se vaya voluntariamente; normalmente hay que ayudarla, mostrarle una alternativa». En las plataformas sociales, explica en vídeo a un grupo objetivo de jóvenes varones que no deben ver porno y ni votar verde. «Los hombres de verdad son de derechas», dice.
Todo esto no es una desventaja, sino más bien una ventaja para hacer carrera en la AfD. Tan es así que los analistas consideran a Krah una amenaza para Chrupalla. Con el apoyo de éste a su candidatura, el copresidente confirma que prefiere tenerlo en Bruselas y Estrasburgo antes que en Berlín.
Difícil de controlar
Pero Krah, además de carismático y hábil, es un personaje difícil de controlar. «Atacable» es la palabra más utilizada por amigos y enemigos cuando hablan de él. La lista de sus puntos de ataque es larga. Fue suspendido durante tres meses de la fracción Identidad y Democracia (ID), de la que forma parte la AfD en el Parlamento Europeo, por acusaciones de fraude. En 2022, fue castigado con la misma sanción por apoyar a Éric Zemmour en la campaña electoral francesa en lugar de a Marine Le Pen, que pertenece a ID, fundado en 2019. Es actualmente la sexta agrupación más fuerte en el Parlamento Europeo, con 62 miembros. Su líder es Marco Zanni, del partido xenófobo italiano Liga. También integran ese grupo el FPÖ austriaco, el Vlaams Belang belga, el Partido de la Libertad y la Democracia Directa checo, el Partido Popular danés y el Partido Popular Conservador estonio.
La AfD ha decidido en este congreso seguir en esta organización paraguas para unir fuerzas en torno a un objetivo común, la refundación de la UE. «El grupo ID es una plataforma muy adecuada para seguir promoviendo la creación de redes con partidos europeos hermanos de la AfD», declara la copresidenta Alice Weidel. No sólo eso. La afiliación a ID aumentaría los recursos a costa del presupuesto de la UE, siempre en función del número de eurodiputados de sus partidos miembros.
El Grupo ID afirma estar «trabajando activamente para devolver competencias y poder de la UE a los Estados miembros, los Estados federales, los municipios y, por tanto, a los ciudadanos». La UE debe «dejar de interferir en los asuntos internos de sus Estados miembros», exigen los populistas de derechas. La lucha contra la inmigración es uno de los puntos centrales de su trabajo.