El partido Alternativa para Alemania (AfD) celebra un congreso de dos semanas para preparar las elecciones europeas del año próximo con los 600 delegados tan divididos en cuanto a la existencia misma de la Unión Europea que la dirección del partido ha decidido elegir primero a los candidatos y dejar para la próxima semana -o a siguiente- la discusión del programa.
Europa es la patata caliente de una formación de ultraderecha que cumple su décimo aniversario con un 20% en intención de voto en las encuestas, a sólo cuatro puntos de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y muy por delante de los tres partidos en coalición de Gobierno: socialdemócratas (SPD) verdes y liberales (FDP). La AFD quiere gobernar y el lema es ‘Nada de escándalos’. Y el programa europeo en vigor lo es, aunque su ejecución sea un imposible: abolición del Parlamento Europeo, salida de la monera única en favor de la introducción del marco alemán y rechazo frontal a las instituciones europeas. Lo contrario, opinan los sectores más ultraderechistas sería traicionar a los electores y renunciar a las bases fundacionales que ahora le hacen ser la segunda fuerza política en la demoscopia.
El programa de la AfD para las elecciones al Bundestag de 2021 afirmaba: «Consideramos necesario que Alemania abandone la Unión Europea y establezca una nueva comunidad europea económica y de intereses». Para algunos en el partido, esto es ir demasiado lejos, también porque dificulta la cooperación en el Parlamento Europeo con políticos de otros Estados europeos que, por lo demás, persiguen objetivos similares a los de la AfD.
Los copresidentes de AfD, Tino Chrupalla y Alice Weidel, quieren un cambio de la estrategia europea, pero en la primera jornada de este maratoniano congreso quedó claro que hay una fuerte oposición, de ahí la postergación del debate. Será pues el candidato quien se acople al programa y no al revés. En teoría, este principio de «primero los candidatos, luego el programa» podría dar lugar a que se presentaran candidatos que no apoyen plenamente el programa con el que el partido entra en la campaña electoral. Pero a Weidel no le preocupa. «Se trata de la seguridad jurídica de la lista. Por razones legales, no debe extenderse durante demasiado tiempo. Además, los candidatos, si también son delegados, tienen la oportunidad de participar en el debate del programa», sostiene.
La propuesta de la ponencia europea de la ejecutiva copia el pragmatismo de los partidos antieuropeos con presencia en el Parlamento Europeo y que tanto éxito le dio al nacionalista británico Nigel Farage con el Brexit. Farage ha sido uno de los nombres más repetidos en las intervenciones de los delegados.
«Solo en cooperación con otros partidos patriotas podremos alcanzar nuestro objetivo», es el lema de la cúpula del partido. Es decir, a la UE hay que combatirla y refundarla desde dentro, un razonamiento que tampoco convence a la mayoría en tanto que «nuestro trabajo no está en Bruselas sino en Alemania», alegan.
La discusión será a pecho descubierto, un nuevo pulso de poder entre hambre y ganas de comer. Y el hambriento es Bjorn Höcke, líder de la rama más extremista y más exitosa en las urnas. Su influencia en el partido es incuestionable. El nombre de Höcke, entre otros, aparece sobre una enmienda a la moción principal del programa electoral europeo. Dice así: «La AfD reconoce a la UE como un fracaso y como irreformable». La moción también contiene una frase notable en relación con la política de defensa de Alemania. Exige «que los Estados de Europa tomen por fin en sus manos la responsabilidad de su propia seguridad en lugar de huir bajo el supuesto paraguas protector de un hegemonía distante e interesado».
Pese al repelús que produce la UE a la ultraderecha alemana, la competencia por encabezar la lista en las parlamentarias del año próximo es feroz. Se han presentado 30 candidaturas, a lo que una delegada reaccionó desde su sitio que «esto es un caos, tenemos déficit de disciplina».
Polémicas
Uno de los favoritos es Maximilian Krah, un personaje cuanto menos polémico. Cuando habla del papel de Alemania en la UE dice cosas como estas: «Siempre lo comparo con una mujer a la que pegan en casa, pero ella tampoco se va voluntariamente, normalmente hay que ayudarla, mostrarle una alternativa».
Krah afirma que «muchos me quieren como candidato principal y estoy preparado, pero haremos otro análisis de riesgos antes de tomar decisiones». Krah aparece en varios en informes de la Oficina para la Protección de la Constitución, que examinan lo peligrosa que es la AfD para la democracia. Actualmente está suspendido del grupo Identidad y Democracia (ID), del que forma parte la AfD en el Parlamento Europeo, por acusaciones de fraude.
El «análisis de riesgos» muestra que hacer realidad el deseo de Krah es cualquier cosa menos una conclusión inevitable, pues en lugar de ser portador de esperanza, muchos en la AfD lo ven como un posible peligro para el partido, sobre todo ahora, que las encuestas les aúpan.
«Estamos dispuestos a más. En Sajonia, Brandeburgo y Turingia podemos convertirnos en la fuerza más votada. Aunque hay que mantener la humildad, las encuestas no son resultados electorales», dijo Chrupalla, en alusión a las tres elecciones regionales que se celebran el año próximo en el este de Alemania y en las que algunas encuestas dan a AfD como el partido más votado.
Para poder formar parte del Gobierno, sin embargo, necesitaría una alianza con la CDU, que tiene en sus estatutos una prohibición de cooperar con la ultraderecha. Chrupalla llamó en ese sentido a «todos los patriotas de la CDU a derribar el muro negro y verde», insinuando que el cordón sanitario es una concesión que hacen los conservadores a Los Verdes.
Chrupalla dijo que su partido está dispuesto a hacer coaliciones con cualquiera que haga «una política en interés de los ciudadanos» pero excluyó expresamente a Los Verdes y calificó a ese partido como «el más peligroso de Alemania». El dirigente de AfD atacó en su discurso las sanciones a Rusia y dijo que Los Verdes, socio minoritario de la actual coalición de Gobierno, habían aprovechado la guerra de Ucrania para suspender la compra de gas ruso a bajo precio lo que tenían desde antes como objetivo político.
«Los Verdes quieren guerra con China y con Rusia. El verde que tenemos es verde oliva», dijo Chrupalla, que culpó a la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, también de los Verdes, de meter a Alemania en la guerra de Ucrania. AfD es contraria al envío de armas a Ucrania y a las sanciones a Rusia.
El congreso de AfD en Magdeburgo, capital de Sajonia-Anhalt ha sacado a cientos de ciudadanos a la calle, pero eso es tan habitual en los actos del partido como el menú patriótico -a base de salchichas- que se pone a la venta fuera de la sala o los observadores a distancia de la Oficina de Protección de la Constitución.