Han pasado justo 20 años desde que Mijail Jodorkovsky (Moscú, 1963) pasó de ser el oligarca más rico de Rusia a convertirse en el preso más famoso del país. Cumplió 10 años de cárcel en celdas con vistas al hielo y hoy luce la misma mirada tímida que siempre hizo difícil creer que fuese el opositor más odiado por Vladimir Putin.
El propio líder ruso acabó concediéndole un indulto en las navidades de 2013. Desde entonces vive exiliado en Londres, donde sigue metiéndose en algunos charcos. Apoyó explícitamente la rebelión armada del líder mercenario Evgeny Prigozhin a pesar de que no sentía ninguna simpatía por el jefe de Wagner. «Cuando llegó Putin, me pareció que nos encaminábamos hacia una vía verdaderamente democrática, pero me equivoqué», explica a EL MUNDO durante una breve visita a España, un país cuyo modelo de transición le interesa. Cree que «desde 2014 Rusia ha ido cayendo, escalón a escalón, hasta un régimen prácticamente formalizado de dictadura».
- ¿Está cerca el fin del régimen debido a la guerra? ¿O la guerra ocurrió porque el régimen no tiene futuro?
- Durante sus mandatos Putin en cuatro ocasiones emprendió acciones bélicas para resolver los problemas de su gobierno. Ahora ha vuelto a empezar una guerra porque ha sentido que su apoyo dentro de la sociedad rusa está cayendo.
- Usted llamó a los rusos a apoyar el motín de Evgeny Prigozhin. ¿No confía en una transición democrática?
- Para un cambio de régimen aparte de una atmósfera general en la sociedad, tiene que haber un derrumbe, una falla dentro del régimen. Claro, va a haber malos a un lado y al otro. Prigozhin era uno de esos malos, pero él debilitaba al régimen significativamente. Un ocaso del régimen de forma pacífica es posible, con la condición de que ese régimen se dé cuenta de que hay otras opciones. Voy a dar un ejemplo para que se me entienda. A las calles de la capital de Bielorrusia, Minsk, salieron alrededor de 200.000 o 300.000 personas en 2020. Protestaban contra la falsificación de las elecciones del presidente de Bielorrusia y tenían el apoyo de la sociedad bielorrusa. Sin embargo, cuando se acercaron a aquella cárcel donde estaban los presos políticos, las puertas estaban cerradas y ellos se detuvieron ahí a pesar de que hubieran podido romperlas y liberar a los reclusos. Ahí acabó la revolución bielorrusa y se inició un periodo de reacción que ha dejado a todos los opositores emigrados o dentro de las cárceles. Lo ocurrido en Bielorrusia nos da una lección: si no estás dispuesto a llegar hasta el final, no saques a la gente a la calle.
- ¿Cree usted entonces que Putin morirá con las botas puestas?
- Todo parece indicar que eso será lo que ocurrirá. Si Putin hubiera salido del poder definitivamente en 2008 hubiese quedado en la memoria de la gente como un presidente no tan malo. Cuando volvió a su cargo en 2012, la gente ya lo tomó peor. En la transición española, que conozco un poco, hubo una serie de garantías [para el anterior régimen]. Después del año 2022, no creo que nadie le pueda garantizar nada a Putin. Porque la entrega de Putin vale un levantamiento de sanciones y un futuro gobierno de Rusia va a estar dispuesto a entregar a Putin [a la justicia internacional] con esas condiciones. Él lo sabe perfectamente. Por eso va a mantener el poder tanto tiempo como pueda.
- Si Putin toma Kiev, si se hace con la mayor parte de Ucrania y se ve victorioso… ¿Qué hará después?
- Es lo que le intento explicar a los políticos europeos. Imagine: usted es presidente de Rusia, ha ocupado Ucrania, un lugar donde le odian dos terceras partes de la población y le han montado una guerrilla, partisanos. Tiene usted un territorio destruido, y tiene que gastar dinero en reconstrucción, porque si no habrá olas de refugiados hacia Rusia. Tiene además un millón de personas que ya están acostumbradas a cobrar por matar, porque se han metido a combatir para ganar 10 veces más que antes y, claro, quieren seguir con el ‘banquete’. En ese momento van ya 10 años en los que la economía del país no está creciendo, por lo que el bienestar de las personas más bien cae. Y encima las sanciones no te las quita nadie. ¿Qué va a hacer usted? Ir a por más. En mi opinión es obvio.
- ¿Y qué supondría exactamente ir a por más?
- La gente se olvida del ultimátum que dio Putin a finales de 2021: retraer a la OTAN a las fronteras del año 1997. Eso significa: países bálticos, Polonia… Puede incluso decidir incluir a Alemania del este. El pensamiento que tiene Putin es que Europa al final va a entregar Ucrania. Y que después va a entregar los bálticos, y con eso se rompe la OTAN, por lo que después puede hacer todo lo que quiera. Putin [con Kiev ya sometida] intentaría reclutar a personas en Ucrania para su ejército: el país estaría derrumbado, sin nada que hacer, habría gente dispuesta a luchar en contra de Putin y también a favor: ése es el modelo de Donbas. Calculo que podría reclutar a un millón de personas, suficiente para tomar los países bálticos.
- ¿Cómo pasó Putin de la anexión casi incruenta de Crimea y las injerencias encubiertas y limitadas en Donbas de 2014 a la invasión a gran escala de 2022?
- Sin duda esas decisiones tan erróneas se tomaron porque se fue reduciendo su entorno a consecuencia del COVID. Sabemos los nombres y los apellidos de las personas que le llevaron a esas decisiones erróneas. [El empresario] Yuri Kovalchuk, [el oligarca prorruso] Victor Medvedchuk y [el general del servicio de inteligencia FSB Serguei] Beseda. La ideología de Kovalchuk la conocemos: imperialista y tradicionalista. Medvedchuk lo hizo más bien por dinero: ha invertido más de 1.000 millones corrompiendo Ucrania, y le funcionaba. Y el otro [Beseda] le dijo a Putin que las regiones de Ucrania le iban a recibir con flores.
- Parece que el régimen se estafó a sí mismo.
- Así suelen acabar los regímenes autoritarios: pierden su vínculo con la realidad. Entre 2013 y 2014 sólo había una diferencia grande entre ambos países: Ucrania era más o menos democrática y Rusia era más o menos autoritaria. Si Putin hubiese tenido otro estado mental hubiese podido comprar o arrendar Crimea. Podríamos haber sido como Francia y Bélgica. La situación resultó ser completamente distinta. Ucrania se empezó a consolidar todavía más como nación, en diez años Ucrania ha hecho un gran progreso y Putin se encuentra con un estado que se considera totalmente diferente de Rusia. 2014 fue un error de Putin, y 2022 es su continuación.
- ¿Qué actitud debe tener Europa con Rusia?
- Hay dos ideas malas. La primera es hablar de que Rusia se va desintegrar, lo cual no es realista y si lo fuese sería peligroso. Y en todo caso sirve para asustar a la gente y agruparlos en torno a Putin. La segunda mala idea son las sanciones: Europa es un estado de derecho, así que cada limitación de derechos debe estar descrita por la ley. Lamentablemente ya son casi dos años de sanciones, y sigue sin haber reglas estrictas de cómo se sale de las sanciones. Debería estar claro para cualquier persona.
- ¿Qué cree que pasaría si Putin muere mañana?
- Si mañana le cae un ladrillo a Putin en la cabeza, sería [el primer ministro] Mijail Mishustin el sucesor. La historia de Rusia sugiere que no retendría el poder por mucho tiempo: hubo períodos de transición después de Stalin y después de Brezhnev. Una de las principales misiones de la oposición, aparte de parar la guerra, es influir en ese proceso. Para derribar una dictadura, aparte de una atmósfera general de la sociedad, tiene que haber un derrumbe dentro del mismo régimen: que el Ejército no esté dispuesto a disparar contra el pueblo.