- Rafah «Mis hijos me preguntan que adónde iremos y si moriremos»
A la espera del desenlace tanto de la visita del director de la CIA, William Burns, prevista este martes para intentar desatascar la negociación de un alto el fuego entre Israel y Hamas, como de los combates y ataques en Jan Yunis, todas las miradas locales e internacionales están puestas en Rafah.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu ha señalado que para acabar completamente con el brazo armado de Hamas, es imprescindible una operación en esta zona situada cerca de la frontera con Egipto. El último feudo del grupo islamista -si Israel acaba con el de Jan Yunis- es también el lugar donde se encuentran hacinadas más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes de la Franja de Gaza, después de que más de un millón de desplazados del norte y centro llegaran a raíz de la devastadora ofensiva militar israelí lanzada tras el ataque yihadista del pasado 7 de octubre.
«No puedo describir cómo nos sentimos. Estoy muy confundida. Mis hijos no dejan de preguntarme cuándo Israel invadirá Rafah, adónde iremos y si moriremos. No tengo respuestas», señaló Mariam, una palestina que huyó de su casa de Gaza con sus tres hijos de 5, 7 y 9 años, según recoge Reuters.
Pese a la presión interna (familias de 136 secuestrados que piden un cese temporal de la guerra para permitir un acuerdo para su liberación) y externa, Netanyahu mantenía este domingo su intención de realizar la operación terrestre en Rafah tras la evacuación «segura» de sus habitantes de las zonas de combate. «La victoria está a nuestro alcance. Lo vamos hacer. Vamos a llegar a los batallones terroristas restantes de Hamas en Rafah, que es su último bastión. Lo haremos proporcionando un paso seguro a la población para que pueda salir», ha afirmado en una entrevista con la cadena estadounidense ABC. Y ha añadido: «Los que dicen que no entremos en Rafah, están diciendo que dejemos allí a Hamas y perdamos la guerra».
«Una operación militar en Rafah no debería llevarse a cabo sin un plan creíble y ejecutable para garantizar la seguridad y el apoyo a los más de un millón de personas que se refugian allí», le avisó el presidente estadounidense Joe Biden este domingo por la noche, en una conversación telefónica en la que ha pedido pasos urgentes para incrementar la ayuda humanitaria a los civiles gazatíes y ha reiterado su apoyo a «derrotar a Hamas para proporcionar seguridad a largo plazo al pueblo de Israel».
La enorme preocupación por una eventual incursión israelí en Rafah es compartida por su gran aliado (EEUU), sus principales socios europeos (Alemania y Francia) y países árabes que ya firmaron la paz y normalizaron las relaciones (Egipto, Jordania o Emiratos Árabes Unidos) o estaban cerca de hacerlo antes del 7-O (Arabia Saudí). Para El Cairo, una operación de este calibre puede alterar no solo la estabilidad de su frontera con la Franja de Gaza sino, avisan fuentes egipcias, afectar al acuerdo de paz con Israel. Este domingo ha habido intensos contactos entre representantes de los organismos de seguridad de los dos países.
La ONU avisa de que los civiles deben ser protegidos en caso de una operación en Rafah y ha expresado el temor a un elevado número de muertes civiles en una zona tan densamente poblada, al tiempo que se opone «a un desplazamiento masivo forzado de personas que por definición va en contra de su voluntad».
Hamas, por su parte, pide la intervención internacional para frenar el plan israelí en Rafah y advierte que una incursión «hará saltar los aires» las negociaciones para una tregua y el canje de rehenes israelíes por presos palestinos.