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Las conclusiones de la Comisión Agranat, creada en Israel para investigar la falta de preparación y prevención de la cúpula militar y política al ataque sorpresa de Egipto y Siria que dio paso a la guerra del 73, no apuntaron a la primera ministra Golda Meir. Con todo, asumió la responsabilidad ante el trauma nacional y el número de víctimas y dimitió varios meses después.

50 años después, muchos se preguntan si la comisión de investigación del clamoroso error en la defensa israelí de la frontera de Gazaapuntará al Gobierno, el ejército o ambos.

Mientras el máximo responsable militar, Herzi Halevi, ha admitido que no cumplieron su obligación de defender a los ciudadanos en la fatídica mañana del sábado 7, Benjamin Netanyahu no ha realizado comentarios sobre su cuota de responsabilidad en la no prevención del peor atentado en la historia de Israel. Sólo el jefe del Consejo de Seguridad del Gobierno, Tsaji Hanegbi, entonó este sábado el mea culpa por haber creído, como otros muchos, que Hamas prefería mantener la calma.

Desde su regreso al poder tras las elecciones de noviembre, Netanyahu se ha enfrentado a masivas manifestaciones de protesta durante 40 semanas consecutivas contra el plan de reforma judicial de su coalición ultraconservadora. Pero las masacres en los kibutzim han conmocionado a los israelíes y han cortado de seco las protestas, aunque crean otras como las de algunos familiares de secuestrados.

En la derecha, lamentan que Netanyahu no cumplió su promesa electoral en 2008 de «derribar el régimen terrorista de Hamas en Gaza». Bibi permitió su consolidación ya sea porque la alternativa era peor (anarquía) o porque contribuye a la división palestina enterrando así la posibilidad de un acuerdo con el presidente Abu Mazen basado en la solución de dos Estados.

En la izquierda, la oposición a Netanyahu le critica desde hace años por el juicio por corrupción, por su «papel en la división del país y el odio a la izquierda», y por su último Gobierno y el plan judicial. «Netanyahu ha mostrado cero liderazgo y cero responsabilidad. Hasta que no asuma el fracaso, no merece mi confianza», afirmó el ex oficial Noam Tibon que, por cierto, rescató con su coche a personas durante el ataque de Hamas.

El Gobierno también recibe críticas por la lentitud burocrática y fallos para tratar una crisis con magnitudes nunca vistas con miles de muertos, heridos, secuestrados y una guerra. El ataque de Hamas ha golpeado con fuerza la gran bandera de Netanyahu con la que hubiera a corto plazo superar la crisis interna y, a largo plazo, entrar en la historia: el acuerdo de normalización de relaciones con Arabia Saudí. Fuera o no uno de los objetivos del grupo palestino apoyado por Irán, la guerra ha hecho que Riad haya congelado su acercamiento a Israel.

El viernes, un sondeo del diario Maarivmostró una caída de 9 escaños de Netanyahu respecto al realizado antes del ataque de Hamas mientras el líder centrista Benny Gantz llega a los 41 escaños por 29 una semana antes. Gantz se ha sumado al gabinete de emergencia de guerra.