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El Parlamento de Hungría ha ratificado la entrada de Suecia en la OTAN tras un tira y afloja de dos años, un retraso que el primer ministro Viktor Orban y los diputados de su partido, el Fidesz, justificaron con las críticas, en su opinión injustas, del Gobierno sueco a la deriva antidemocrática del país.

«La entrada de Suecia a la OTAN fortalece la seguridad de Hungría, por lo que pido que apoyen la propuesta«, ha dicho Orban al abrir la sesión y con la certeza de que su petición saldría adelante, ya que el Fidesz cuenta con una mayoría de dos tercios.

Hungría ha sido el último miembro de la OTAN en aceptar la entrada de Suecia en la Alianza, después de que Turquía, que también mantuvo fuertes reticencias durante meses, lo hiciera a finales de enero.

Casi dos años después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, Finlandia y Suecia, temiendo una amenaza de Rusia, solicitaron su ingreso en la OTAN. La adhesión de Finlandia fue aprobada rápidamente por los 30 Estados miembros y ratificada por el Parlamento húngaro, pero en el caso de Suecia, Turquía y Hungría rechazaron la ratificación por diversos motivos.

Los turcos condicionaron la ratificación a la expulsión de los nacionalistas kurdos a los que calificaban de terroristas. Las razones de Hungría fueron cambiando.

Pero que Orban terminaría cediendo a la enorme presión ejercida por los aliados era una cuestión de tiempo. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, le dio la puntilla. En sus conversaciones con Orban, este le prometió ratificar la adhesión de Suecia en el periodo de sesiones parlamentarias de primavera que comenzó este lunes. Stoltenberg lo hizo público, poniendo a Orban en una posición muy incómoda. Ya no podía retrasarlo más. Necesitaba una razón para ceder.

Acuerdo militar

Se les ocurrieron dos cosas. Una fue la conclusión de un acuerdo militar-industrial y la otra una visita del primer ministro sueco, Ulf Kristersson a Budapest.

La primera era una demanda reciclada, pues Suecia y Hungría negociaban desde hace año y medio la revisión y modernización de los 14 aviones ‘caza’ ‘Gripen’ que tienen alquilados las Fuerzas Aéreas húngaras desde 2006 y la adquisición de nuevos aparatos y armamento.

La segunda fue una cuestión de orgullo nacional, en tanto que Kristersson había declarado que sólo viajaría a Budapest si había ratificación. La parte húngara ató cabos y fraguó la farsa de que el tratado de adhesión sólo sería ratificado por el Parlamento tras las negociaciones en Hungría.

La solución fue la siguiente: el martes día 20, el líder del grupo parlamentario de Fidesz, Máté Kocsis, hizo la promesa vinculante de que el tratado de adhesión se ratificaría el lunes 26. El primer ministro sueco anunció su visita a Budapest inmediatamente después, aunque afirmó que la adhesión a la OTAN no estaba en la agenda de las conversaciones con Orban en Budapest.

Orban y Kristersson cumplieron a rajatabla el guion. Sus ministros de Defensa firmaron los acuerdos que ya se habían negociado sobre los ‘Gripen’, cuyo contrato de alquiler vence dentro de dos años, se firmó la compra de cuatro ‘cazas’ más y además, se anunció que el grupo sueco Saab creará un instituto de investigación de la inteligencia artificial en el que Hungría no sólo participará en el uso de los equipos, sino también en su desarrollo.

El primer ministro húngaro afirma que no ha habido trato a cambio de la ratificación del tratado de adhesión de Suecia. «La pertenencia a la OTAN consiste en estar preparados para morir unos por otros en caso de ataque extranjero», ha reiterado el líder ultranacionalista húngaro.

Con la luz verde de Hungría al ingreso del país escandinavo, Orban marca el inicio de «un largo proceso de reconstrucción de la confianza con Suecia. Hay buenas intenciones, y el objetivo de los húngaros es conseguir amigos y las relaciones con Suecia tienen gran potencial», ha afirmado Orban. Además, ha recordado que los flujos comerciales con ese país se han duplicado desde 2010 y la cooperación en energía nuclear es fructífera.

En estos momentos hay cerca de 180 empresas suecas operando en los sectores más innovadores de Hungría que dan trabajo a 70.000 húngaros. Algunas de ellas participan en el proyecto energético Paks 2.

Peticiones cambiantes

La liturgia de la ratificación de la adhesión de Suecia por parte de Hungría ha sido sido un cúmulo de consideraciones tácticas por parte de Orban. Primero intentó, sin éxito, que la Presidencia sueca de la UE retirara de la agenda el procedimiento del artículo 7, que permite suspender los derechos como miembro de la Unión Europea si un país infringe de forma grave y persistente los principios en los que se basa la Union.

Más tarde quisieron utilizar el caso sueco como revulsivo para conseguir los fondos bloqueados por la UE, aunque lo que hacían era un favor a Turquía y por extensión a Rusia. Orban ha vuelto al redil, pero no ha recompuesto su credibilidad como socio.