Humo blanco en el Congreso peruano. Después de varias horas de discusión y votación, 93 diputados votaron a favor de celebrar elecciones generales en 16 meses. Para avanzar en el semestre, esta reforma constitucional necesita una segunda mayoría el próximo año.
De esta forma, la primera vuelta de las elecciones presidenciales y parlamentarias se realizará en abril de 2024, y, de ser necesario, se realizará una segunda vuelta dos meses después, para que finalice el mandato de Dina Polwart y el actual Congreso. a finales de julio, dos años antes de lo previsto inicialmente. Las elecciones estarán precedidas por las primarias de octubre del próximo año, y son una de las principales reformas políticas que demanda el país (60% en la última encuesta), cansado de que las élites políticas controlen a los candidatos presidenciales.
La gran incógnita es si este avance satisfará a quienes protestan en el sur de los Andes, que ha dejado 25 muertos en enfrentamientos con la policía y el ejército. El partido marxista-leninista que defendió al golpista Pedro Castillo en las elecciones presidenciales es precisamente Pero Liber, que votó en bloque contra la reforma. Su líder, Vladimir Cerrón, apuesta por imponer una Asamblea Constituyente que dicte una nueva Carta Magna, como lo establece el modelo bolivariano iniciado por Hugo Chávez.
El resultado final de la votación del Congreso nunca estuvo en duda: 93 a favor, 30 en contra y una abstención. Lo más llamativo es que junto al PL, parte de la bancada de renovación popular de extrema derecha, encabezada por el nuevo alcalde de Lima, el trumpista Rafael López Aliaga, votaron. Alianza antinatural comenzó en el parlamento desde el séptimo golpe.
“Este resultado es producto de la unanimidad de los congresistas que, con noble conducta, antepusieron el interés del país”, presumió José Williams, presidente del Congreso, la institución peruana con más críticas, cerca del 87% de los votos. País.
Poco antes de que se llevara a cabo la votación, el Departamento de Estado anunció la expulsión del embajador de México en Lima, Pablo Monroy, a quien se le había dado el tradicional plazo de 72 horas para salir del país andino. La canciller de Perú, Ana Cecilia Gervasi, justificó la decisión del gobierno luego de 10 días de continuos ataques tanto del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, como del colombiano, Gustavo Petro, en “frases reiteradas que constituyen injerencia en nuestros asuntos internos”.
La gota que colmó el vaso hasta el tope fue la concesión de asilo en la Embajada de México en Lima a la esposa de Castillo, Lilia Paredes, y sus hijos pequeños, acompañados a partir de entonces del salvoconducto necesario para viajar al país norteamericano. El Ministerio Público investigaba desde hacía meses a Paredes por ser uno de los cómplices de Castillo en la red de corrupción tejida desde la Casa de Pizarro.