El partido de izquierda griego Syriza acudió este domingo a las urnas para elegir a un nuevo líder tras la dimisión del exprimer ministro Alexis Tsipras, que renunció tras el descalabro en las elecciones ante la Nueva Democracia de Kyriakos Mitsotakis. Las bases de Syriza acudieron por segundo domingo consecutivo a votar después de que ninguno de los candidatos superara el 50% de los votos en la primera ronda. Con una clara respuesta del 56,69%% de votos, Stefanos Kasselakis, de 35 años, se convierte en el nuevo líder de la formación. Kasselakis se ha impuesto ante la exministra de Trabajo y candidata favorita en las encuestas, Efi Ajtsioglu, que obtuvo el 43,31% de votos. Los afiliados acudieron en masa a las urnas, con un 70% de participación del total de 180.000 miembros, con una participación similar a la primera vuelta. «Grecia necesita la unidad de Syriza. Avanzaremos todos juntos», dijo Kasselakis después de votar en las elecciones del partido.
La victoria de Kasselakis supone un jarrón de agua fría para el ala más de izquierda del partido, que miraba con escepticismo la rápida ascensión y popularidad que ha obtenido Kasselakis entre las bases, especialmente entre los más jóvenes. Kasselakis ha sido criticado por no tener un programa claro y los gestos populistas en redes sociales. «Es como si Netflix hubiera entrado, se hubiera apoderado del partido y ahora lo hubiera convertido en una serie», señaló el escritor de izquierdas Dimitris Psarras. «La gente no tiene ni idea de qué tratan sus políticas o si tiene algún programa», añadió. Kasselakis es un exbanquero de tendencia liberal que hasta hace dos meses residía en Estados Unidos y era prácticamente desconocido entre los afiliados a Syriza. «Quienes votan por él no consideran un problema no conocerlo», señaló el columnista de Kathimerini, Nikos Konstandaras. «Votan por él precisamente porque no lo conocen» escribe, tras advertir que percibe su apoyo como una demanda de cambio dentro de la formación, que arrastra desde hace tiempo una crisis interna. Existe una división en la formación entre quienes sugieren un giro más hacia las izquierdas y los que prefieren un enfoque más modesto de apertura hacia el centro-izquierda. La victoria de Kasselakis podría provocar el abandono de parte de los afiliados, que critican que el nuevo líder no es diputado y puede dañar a la dirección de Syriza. El ala izquierda del partido tampoco ve con buenos ojos su anterior trabajo en el banco estadounidense Goldman Sachs, responsable de ayudar a Grecia a manipular sus cuentas públicas a principios de los 2000, lo que provocó la caída económica del país. El joven líder se defiende diciendo que gracias a su experiencia laboral ha «comprendido la arrogancia» de los círculos económicos. Las promesas electorales de Kasselakis también son inusuales entre el liderazgo de Syriza: ha desenterrado cuestiones olvidadas en la izquierda griega en los últimos años, como la separación entre Iglesia y Estado o el fin del servicio militar obligatorio. Kasselakis es además, abiertamente gay y ha presentado en público desde el primer momento a su marido, un enfermero estadounidense.
«Hoy la palabra pertenece a las decenas de miles de miembros de Syriza», declaró durante la jornada electoral Tsipras. «Mañana tendremos al presidente que los griegos elijan». El exprimer ministro sigue siendo muy influyente en la formación y en las últimas semanas se ha especulado mucho sobre cuál candidato preferiría al mando. Tras su renuncia, los medios griegos aseguraban que apoyaba a Efi Ajtsioglu, exministra de Trabajo durante su mandato. Ajtsioglu era la favorita en las encuestas, aunque quedó segunda en la primera ronda de votación con el 36% de los votos, frente al 44,9% de Kasselakis. Sin embargo, también se ha especulado que el nuevo líder podría tener el beneplácito de Tsipras y ya contaba con el apoyo de su hermano, el diputado Yorgos.